Hace unos días me decidí a tener una conversación importante con mi progenitora. No sé cómo surgió, me salió de una manera espontánea, serena e impulsiva.
No recuerdo el orden de los acontecimientos pero sí la idea general.
Me senté encima de una mesa y le dije que estoy convencida de que tiene serios problemas mentales y que es una maltratadora. Le hablé del TLP y de otros trastornos de los cuales no tiene ni el menor conocimiento.
Hablamos sobre su vida, su vacío, su paso por las drogas, sus ataques de ira, su intento de suicidio y su "incapacidad" para proporcionar afecto.
Analicé su vida delante de ella sin sentir ninguna emoción. No entendía muy bien por qué soltaba aquel discurso pero necesitaba sacarlo de mi interior y por primera vez ser capaz de hacerlo calmada dispuesta a librarme de ciertos temores que ella creó.
Le hablé de las crisis que tenía delante de mí cuando yo era una niña. De las atrocidades que decía, tipo: "Me voy a suicidar por tu culpa, para castigarte, con el fin de demostrarte lo mala que eres. O acabaré matándote para librarme de ti." De niña, obviamente me culpaba, pensaba que mi existencia era algo sucio, malo, que no podía aportar nada y entonces, deseaba mi muerte, fantaseaba con ella y me preguntaba cómo era capaz de causarle tanto sufrimiento a la gran "víctima" que es mi "madre".
También le hablé de las tantas veces que me repitió que "nadie te querrá y todos te abandonaran", "No vales nada, das asco, no me llegas ni a la suela del zapato" "Nadie podrá quererte ni soportarte si se fijan en ti será por tu físico pero por nada más." "Niña, la vida es dolor, tu forma de ser es patética, eres demasiado ingenua, vas a sufrir, ya verás como sí" "¿Qué algún día te gustaría ser madre?, pues si acabarías maltratando a tus hijos o matándolos."
(Y más anécdotas del estilo)
También hablamos del nulo vínculo que hay entre ambas y de lo dañino que es tener el menor contacto con ella. Ella dijo: "Para mí también es malo estar cerca de ti" Minutos después su discurso cambió y empezó a decir que podíamos intentar crear una relación aunque ya no fuese lo mismo. Yo obviamente le respondí que era tarde, que soy adulta y que el daño ya está hecho.
Ella me acusó de mirar únicamente lo negativo sin ver su "fondo" a lo que yo anadí (de una manera más agradable) que es una mujer profundamente perturbada, que jamás ha conocido el amor y que tampoco sabe amar. Que fue una niña maltratada (aún sin ser consciente) y más cosas de su vida.
Ella me miró sorprendida y dijo que la conocía mejor de lo que se conoce a sí misma. Y yo pensé: "Qué poco me conoces tú a mí madre."
Por fin admitió que a mí me mostró lo peor de ella, su peor versión, la más cruel, dañina, confusa y asfixiante.
Y parece que admitió ser una maltratadora (aunque victimizándose e intentando restarle hierro al asunto.)
La vi alterada pero por dentro. Podía notar que sufría mientras le decía todo aquello. Su mirada no estaba allí, estaba en otro espacio. Luego dijo con voz queda: "Para, me estás torturando." Al final de la conversación dijo: "sí, yo estoy trastornada, pero tu padre más." (actitud súper madura, nótese la ironía).
Acabó riendo y diciendo que ojalá ser como yo y que debería ser psicóloga.
Fue todo bastante extraño pero me alegro de haber soltado todo que llevaba dentro. Y más aún hacerlo con paciencia y un tono no amenazante a pesar de lo doloroso que es para mí.
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Cuando olvidamos muchos momentos de nuestra vida es señal de que nuestro cerebro se está intentando proteger sobre lo que sentimos y vivimos en esos períodos.
Claro que te afecta porque a cualquiera le afectaría. Lo que ocurre es que es muy difícil asumir la realidad, y comprenderla realmente. A veces consciente o incoscientemente alejamos ése dolor de nosotros o buscamos mil excusas para culparnos o restarle importancia a lo sucedido. Y jamás hay que restarle importancia. Al contrario, darle la importancia y el valor que se merece porque merecemos tener la voz que nos quitaron y respetarnos como jamás lo hicieron.
Un abrazo.
El daño psicológico es muy grave y dañino y el físico también lo es.
Cuando estás golpeando a un niño, le estás mandando el mensaje de que puedes hacer con él lo que te dé la gana, más aún... si hablamos de abusos sexuales. Es como reforzar doblemente el mensaje de "yo tengo el poder, tú no vales nada."
Te han tratado muy mal. Es terrible que cualquier persona sea capaz de abusar de alguien pero es peor cuando lo hace un familiar. Y en cuanto al maltrato físico... no tiene excusa, los golpes ni educan, ni nos hacen mejores personas. Los golpes infunden miedo, los utilizamos para ejercer control sobre los demás y de ésta manera conseguimos difuminar el sentido de "identidad". Convertimos a los niños en títeres, en pequeñas personas con las que desfogar nuestra ira, cargamos en los pequeños los anhelos que no conseguimos, los golpes que nos dieron. Proyectamos...
El maltrato de cualquier índole no tiene justificación. Siento rechazo hacia cualquier manera de maltrato pero todavía hacia el maltrato infantil.
Los niños son inocentes idependientemente de su carácter. La misión de los padres es cuidarlos, protegerlos, inculcarles valores y quererlos... mucho.
Es terrible todo lo que cuentas.
Yo no puedo pensar con la misma claridad.
Nunca me han tratado tan mal, ni me han dicho cosas tan horribles directamente.
Mi padre me pegaba a veces, cuando me portaba mal. Me trataba de tonto. Abusó de mi sexualmente, pero no me siento traumatizado por ello, aunque lo veo asqueroso. Maltrataba a mi madre, e incluso la violó, pegaba a mi hermano. Mucho más que a mi. Pero no tengo recuerdos. Está todo olvidado, vivo quizás, pero inaccesible. Quizás me haga daño, pero no puedo acceder a esa información para tratarla. Por eso intenté terapia con Ayahuasca, para ver si encontraba esa información o recuerdos perdidos : nada. Soy una hoja en blanco, aparentemente fuera de lo que he comentado. En mi vida, el malo de la película he sido yo, creo. Mi padre era algo manipulador, sí, pero sin llegar a esos extremos. Soy bastante egoísta, por querer llevar mi vida como me da la gana y no querer seguir los pasos de mi padre. Pero tengo un hermano que es su vivo retrato, pero como están peleados, no puede seguir adelante con sus ideas y proyectos, mi padre.
En fin, lamento mucho lo que te ha pasado. Nadie se merece lo que te han dicho, y menos de la persona pilar en tu vida, que es tu madre.
Gracias por confiar en contar estas cosas. Estoy seguro de que tarde o temprano alguien verá su vida reflejada en ti, pero quizás no ha tenido la determinación de afrontar esta conversación.
Lo único que hice, fue decirle que recuerdo sus abusos sexuales y que estuvo mal. Lo de pegar, no sé qué es lo normal o correcto. Y ... no sé qué ha pasado. Por fortuna mi padre no le dió a las drogas. Hubiera sido un desastre mayor.
El humor explosivo, no sé si lo heredé de mi padre, de mi madre o de los 2. No lo sé.
Un abrazo.
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