Hoy parece que te veo corriendo tras la pelota, transpirando en bicicleta, conversar con las hormigas, llegar sudando excitado a tomar agua deprisa, para seguir correteando por el barrio con los chicos. ¡Querías ser tantas cosas! Un día veterinario, otra vez “un cuenta chistes”, ser maestro, un pintor, un buen músico, un gran mago... pero a ninguno llegaste. ¡Ay mi niño, ni recuerdo cuanta cosa imaginaste! A veces, cuando sentías el golpe del “matutino”, a levantarlo salías, (con cuatro años no cumplidos), y te acostabas de nuevo a revisar las noticias… recuerdo… me daba risa, porque muy serio “leías”... IMAGINANDO NOTICIAS, SEGÚN QUE FOTOS VEÍAS. Un día, con “El Mercurio” en tus manos, escuché que algo decías: “Un camión se dio vuelta, y quedaron las ruedas pa’rriba”… me di vueltas, miré el diario y te dije: “Rodrigo, estás leyendo el diarios al revés”, desde ese momento, empezaste a “leerlo” como correspondía.Tú eras mi primavera, con sus flores y fragancias, con olor a mente fresca, con su luz y su elegancia… ¡Y me ayudabas en todo! Recuerdo esa vez, que se rompió el lavarropas, y dejando en la bañera, remojándose una ropa, yo me fui a dormir la siesta, para lavarla después. Pero al rato desperté… y magia. ¡No había ropa! Y a ti mi mago encontré colgándola de la cuerda… y me dijiste sonriendo: “para que no se canse usted”. Solo tenías ocho años… yo la lavé de nuevo, pero nunca te conté. Te recuerdo en el jardín, como si hubiese sido hoy, (como a los cinco sería…), de rodillas y agachado suplicando: “por favor, por favor”… yo pregunté: ¿qué te pasa?, y me dijiste: “mamita, ¿recuerda que le dije que quería ser veterinario”? Si, contesté, y levantándote del suelo concluiste: “parece que no va a poder ser, porque le juro mamita, le juro, que yo trato de ser amigo de las lombrices, pero no puedo”. Lancé una carcajada y te enojaste: “¿Ve?, también se ríe de mí”. Te dije que no reía de ti, sino de tu preocupación… te expliqué que los veterinarios nada tenían que ver con lombrices: “ellos cuidan y sanan a los caballos, vacas...” te pasaste la mano por la frente muy aliviado diciendo: ¡“ UUFFF, menos mal, porque realmente, no las soporto ¡“Y te alejaste en bicicleta, dejando a la lombriz en paz… ¿Recuerdas? Eras mi sol, mi lucero, quién alumbraba los días con tus geniales “salidas”, simpáticas, ocurrentes, originales, divertidas… siempre activo, a las carreras, era tu vida esa chispa que no pensé se iría… ¿Recuerdas aquella vez, cuando en un supermercado, que pusiste en mi oído a un CREEDENCE desenfrenado, y nos pusimos a bailar allí mismo y abrazados? Y tu hermano, se alejaba, diciendo “no los conozco”, y enojado con nosotros por ser “dementes y locos…..…” Y nosotros tan contentos, sin importarnos la gente, contestamos al unísono: ¡SI, SOMOS LOCOS! ¡Cómo te extraño mi niño, como me duele la vida, como extraño tu manera de hacerme agradable el día! Y esa tarde de verano, que mucho calor hacía, te tiraste en tu cama, con un grabador al frente, y grabaste con energía, una, otra, y otra vez, “Cultivo una rosa blanca”, esa linda poesía del gran poeta Cubano (mi genio), José Martí… que yo te enseñara un día. Pero nunca te salía como tú lo pretendías, una y otra vez lo hacías, hasta que saliera bien. Ese eras tú mi tesoro, por eso que te gustaba tanto esa poesía, porque siempre estabas listo, para hacer por los demás, cuanto podías. Eras la miel que envolvía las hieles de la amargura que la vida me traía… pero entonces no sabía, cual verdadera hiel, le tocaría a mis tardes, a mis noches, a mis días…Los años fueron pasando, y cuando al final decidiste, que diablos estudiarías, me dijiste contento, casi gritando: ¡“Mamita, voy a estudiar Tecnología… Tecnología en sonido”! Y estudiando tu carrera, cumplidos los diecisiete, muy contento te veías; más, porque al fin me decías… te había llegado el amor… (pero no el correspondido.) Se chamuscaron las alas del ángel que tú tenías, se fue apagando ese brillo que en tus ojos siempre había… pero tú, nada dijiste, sufrías solo, y guardabas, en silencio aquellas penas; y tu vida malograda, se fue cayendo a pedazos, sin que nadie se enterara. ¿Qué pasó con el muchacho, aquel que recuerda mi alma… en qué momento alejaste de nosotros las palabras…? Te invitaron a una fiesta donde ELLA asistiría, y tal vez pensaste alegre, que ese sería el lugar donde la reconquistarías… pero estaba acompañada y en brazos de un nuevo amor… Te alejaste silencioso, pues dijeron tus amigos, que nadie cuenta se dio… pues en fin, era una fiesta, y ese baile prosiguió, mientras tú solo buscabas, como aliviar tu dolor…
Aquello que tú querías, tampoco amor lo lograste, y ahora estás en un mundo donde no se si tú entiendes… ni quién eres, ni que pasa, y a veces pienso mi cielo, que escasamente comprendes, quien te quiere, quien te ama, y nada sabes de ésta angustia, que sembraste en nuestras almas. Con tu mirada lejana, más allá del infinito, sin compartir emociones, sin un llanto, sin un grito, se está consumiendo tu vida, en un mutismo maldito… y no encuentro explicación, del porqué de tu destino. ¿A qué umbral te asomaste… que viste, que imaginaste, que no quieres regresar donde ha nosotros dejaste? ¡Quiero que conversemos y me cuentes tus verdades, tus miedos, tus ansiedades, y todas esas inquietudes, pues ME NIEGO A CREER, TE JURO, que fue solo ESE el motivo de trágica decisión, de correr despavorido… al encuentro prematuro del abrazo con la muerte.
No te condeno mi vida, porque aunque mi alma reprocha, que en nosotros no pensaste… se que en la mente se cruzan neblinas negras, y espesas… neblinas que no cruzaste.
¡Quiero que vuelvas conmigo, yo quiero que tú me ayudes, para encontrar la salida, de este túnel maloliente que encerrada cada día… me aniquila, me aplasta, que me envejece y tortura! Yo quiero que te levantes a continuar el camino, ese mismo que dejaste porque parecía duro. ¡Ay, mi niño si supieras, cuánto endureciste el mío!
Yo sueño que llega el día, que “despiertes” y que grites: ¡YA SALÍ… ME HE CANSADO DE JUGAR A LA ESCONDIDA!
¡Recuerda amor que te espero, y tu padre, tus hermanos, tus primos, tías y tíos… y todos los que te amamos!
Recuerda también que te espera, tu guitarra, tu teclado, a que les des vida algún día... algún día inesperado.
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no lauri no es mi hijo, de hecho no tengo hijos, pero si es una carta de una madre que es escritora y su hijo se suicido, lamentablemente no recuerdo su nombre
Jo, es precioso sentir cariño y apego y conservar buenos recuerdos de un hijo al que querías.
Siento mucho que se fuera, imagino que es tu hijo y lo siento.
UN ABRAZO ENORME
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