La Comunidad de Sin-Límite

Ya desde pequeña me sentía extraña. Sentía emociones sin venir a cuento y no sabía su origen ni cómo manifestarlas. Mi persona de confianza por aquel entonces, mi madre, barría esos argumentos bajo la alfombra alegando que serían tonterías de la edad y no le daba más importancia. Pero para mi la tenía. Yo sabía que algo no andaba bien.
Mi relación con mis iguales también era extraña. No tenia los mismos gustos, pasiones u objetivos que ellos. Mientras que ellos querían crecer y evolucionar, yo buscaba un camino de autoconocimiento e introspección. Entendimiento, en pocas palabras.
Era esa falta de conexión con mis iguales lo que me llevo a mi primer intento de suicidio. Tendría, tal vez, unos 7 años. E inspirada en la película ‘El último emperador’, decidí que ya que mi vida no tenia cabida entre iguales (y mucho menos en mi hogar, donde -sin entrar en detalles- mi presencia no era bienvenida), acabaría con ella de una forma poética e ‘indolora’. Fracasé. Y nadie lo supo. Aún hoy, si no lo cuento, la gente no sabe que lo hice.
Eso me llevo a, una vez alcance la mayoría de edad y me fui de casa de mis padres, visité por primera vez a un psiquiatra. No recuerdo bien bien que se me dijo, solo recuerdo acabar con una bolsa (tamaño Mercadona) de pastillas, que religiosamente tomaba. Esa noticia no tuvo buena cabida en el hogar familiar, que al saberlo me ‘reclutaron’ de nuevo y me desengancharon de todo a la vieja usanza: encerrándome en una habitación y desconectándome del mundo. No fue fácil, pero lo superé.
A partir de ahí vino un leve periodo de calma. Con mis vaivenes emocionales, relaciones turbulentas, pequeñas adicciones, introducciones a los pequeños hurtos, y otras cosas que, visto en retrospectiva, dejaban claro que algo no iba bien en mi.
Pero los intentos de suicidio se hicieron cada vez más frecuentes. Estaba harta de vivir. Harta de existir. No entendía porque mantenerme con vida cuando todo era agonía y desconcierto. Cuando todo era sufrimiento sin razón.
De los intentos de suicidio pase a los ingresos en psiquiátricos, y de los ingresos a otro periodo de pseudo-estabilidad, en la que volví a sentirme, ya no bien, porque tener TLP y decir que estás bien es una utopía, pero no mal del todo.
Fue entonces cuando llegó el gigante silencioso. La anorexia nerviosa. En mi enferma cabeza nunca me había quitado la idea de encima de quitarme de en medio y, esta vez, decidí hacerlo de forma totalmente pasiva: si no comía, me moría, y si me moría, dejaría de sufrir.
Ese razonamiento enfermizo y loco hicieron que lo perdiera todo: amigos, pareja, mi hogar, mi vida. Todos me dieron la espalda y acabe no solo luchando por sobrevivir si no luchando para evitar los brotes psicóticos que empezaron a darme a partir de entonces.
Voces, recuerdos, imágenes, fragmentos de momentos vividos, que no sé si fueron generados por mi mente enferma o si sucedieron de verdad y estaba tan enferma que ni los recuerdo con certeza.
A partir de la anorexia mis padres empezaron a tomarme en serio. Se dieron cuenta (finalmente) de que estaba enferma y de que necesitaba ayuda. Me diagnosticaron (he pasado por decenas de diagnósticos) bipolaridad, trastorno esquizoafectivo, de todo, hasta que finalmente se dieron cuenta de que era TLP.
A día de hoy, 37 años más tarde, sigo sufriendo las consecuencias de la dejadez de mi madre por no haberme ayudado en su momento, ya que, como todos sabéis, estas enfermedades cuánto antes se detectan y se tratan, más calidad de vida puede llegar a tener el o la paciente.

Visitas: 117

Responde a esto

Respuestas a esta discusión

Hola Ana, encantada de leerte... he pensado... somos extraños hasta que nos comunicamos. cuando comunicamos con otros lo somos menos... necesitamos comunicarnos!! Esto en resumen, cuanto me gustaría ayudarte y que fuera fácil...El tema es que que no somos tan raros... y podemos eliminar una parte de pensamientos inútiles que no sirven de nada, dejar de darles importancia, y potenciar la vida, en todas sus formas... 

MIRAD ES PARA REFLEXIONAR SOBRE LA VALIDACION
EMOCIONAL

Claves de la validación emocional en el trastorno límite de personalidad

¿Es la falta de validación emocional una de las posibles causas del desarrollo del trastorno límite de personalidad? No dejes de leer este artículo para informarte.

Claves de la validación emocional en el trastorno límite de personalidad

La validación emocional conforma una de las tareas clave para el abordaje del trastorno límite de personalidad (TLP). La validación emocional forma parte de las estrategias esenciales, dentro de la terapia dialéctica conductual (DBT), desarrollada por Marsha Linehan.

A grosso modo, la validación emocional forma parte de las estrategias esenciales de la DBT en conjunto con las estrategias de solución de problemas. Permite, a la persona con TLP sentirse comprendida en un contexto estimulante y ausente de críticas. Algo que puede ser diferente en su contexto natural.

La importancia de la validación emocional en el TLP

Linehan observó la importancia de determinadas estrategias para el tratamiento del TLP, entre ellas, de suma importancia la validación emocional. Su modelo supone una aproximación biosocial basada en la interrelación entre influencias biológicos y principios de aprendizaje.

Esto último puede traducirse en que la persona con TLP, además de experimentar emociones intensas, puede haber experimentado patrones de crianza invalidantes. Por ello, al experimentar una emoción intensa, difícil de controlar en la persona con TLP, su contexto puede haber hecho ver a la persona que se equivoca, que es una respuesta exagerada y que puede ser inadaptada.


Mujer con apatía


En resumen, a la persona con TLP se le suele pedir que cambie su manera de expresar las emociones, pero no se le dice cómo. En este caso, Linehan lo simplifica a “enseñar a un niño que no tiene piernas a que camine igual que si contara con ellas”.

De esta manera, la persona con TLP puede haber carecido de validación emocional desde su niñez. Sumándole a la vulnerabilidad emocional, este tipo de personas pueden no confiar en sus propias emociones, ya que el ambiente le ha solido decir que se equivocaba. Aquí, estas personas pueden entrar en conflicto entre lo que el entorno les pide y lo que sienten, desarrollando estados de frustración y culpabilidad por no cumplir las expectativas del entorno.

La terapia dialéctica conductual (DBT)

Como se ha comentado en líneas anteriores, la validación emocional, junto con la solución de problemas, forman las estrategias esenciales en DBT. Con estas, también se realizan estrategias de cambio dirigidas a modificar patrones de conducta desadaptativos.

Los objetivos básicos de la DBT consisten en que las personas con TLP aprendan a modular la emocionalidad extrema y se reduzcan patrones de comportamiento desadaptativos que son dependientes a su estado de ánimo. Linehan pone su énfasis en la aceptación y la validación emocional para desde ahí conseguir el cambio.

Modos de tratamiento

La DBT proporciona un apoyo terapéutico muy completo en el que se incluyen 4 modos de terapia:

  • Terapia individual: terapia con una periodicidad semanal que dura entre 50 y 60 minutos. aunque puede llegar a los 90 minutos
  • Entrenamiento de habilidades: se aplica en formato grupal y se entrena en mindfulness, habilidades de tolerancia al malestar, de eficacia interpersonal y de regulación emocional
  • Generalización de habilidades: se utilizan consultas telefónicas para el refuerzo de habilidades que se enseñan en el grupo de habilidades
  • Equipo terapéutico: sirve de base para los terapeutas responsables del proceso terapéutico como modo de supervisión y prevención del burnout.


Psicóloga haciendo terapia con una mujer con tlp


Claves de la validación emocional en TLP

En DBT se establece que ningún cambio puede conseguirse sin aceptación. Por ende, la validación emocional resulta ser una estrategia esencial para ayudar a las personas con TLP a relacionarse de una manera diferente con las emociones que surgen, cambiando determinados patrones conductuales que les dificulta llevar su vida.

La validación emocional entonces resulta ser la estrategia de aceptación básica, y la solución de problemas la estrategia de cambio. La esencia de la validación, descrito de manera simple, significa hacerle ver a la persona con TLP que su conducta tiene sentido de acuerdo con el contexto o situación presente, aceptando a la persona y comunicándoselo.

Responder a debate

RSS

© 2024   Creado por Fundación TLP.   Tecnología de

Banners  |  Reportar un problema  |  Términos de servicio

Coordinado por la Fundació ACAI-TLP, Barcelona | Creado por www.emasso.com