La Comunidad de Sin-Límite

EL TESORO DE LA PACIENCIA:

Cuenta una historia que hace muchos años, un joven se enamoró locamente de una voluptuosa y bella cortesana. Le confesó su admiración en varias ocasiones, pero ella, conocedora de los juegos del amor, no le daba respuesta. El joven no cesaba en su empeño, y un día tras declararle de nuevo su amor, le dijo:

-Haría lo que fuera por tenerte adorable criatura.

-Puedes tenerme-repuso la cortesana-, siéntate cien días en el jardín frente a mi ventana y si resistes, el centésimo día me tendrás.

El joven se sentó en el jardín frente a la ventana de su amada. Tan solo podía esperar. Era una experiencia desconocida para él, pues siempre estaba activo.

Los días fueron pasando, algunos claros y otros oscuros. Él esperaba. Se entrenaba en la espera sosegada, aunque había momentos de desfallecimiento inevitables.

Las nubes se deslizaban perezosas,por el cielo cambiante. El aroma de las flores perfumaba el ambiente.

El joven iba sintiendo, poco a poco, como su conciencia adquiría una cualidad distinta.

Al pasar las semanas ya no estaba nervioso, estaba aprendiendo a esperar con paciencia, atención y ecuanimidad. Ya no tenía prisa y la compulsión, el fuego del deseo que le quemaba por dentro iba remitiendo. Además de esperar comenzó a estar y a ser y, lo que en un principio le costaba tanto esfuerzo, ahora lo disfrutaba como si se tratase de una experiencia deliciosa. Escuchaba el rumor del viento y sentía en la piel la caricia de la brisa nocturna. Cada vez se sentía más sosegado, dichoso, lúcido agradecido a la vida y sobre todo, libre. Y cuando llegó el día 99,se incorporó y se fué.

Un abrazo

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Respuestas a esta discusión

:) ! ¡Insospechado final!

Paciencia tenemos que tener todos o aprender a tenerla

y saber disfrutar de la soledad

 

Asiasss

Esta fábula me ha recordado a un texto, (jaja) que escribí hace un tiempo y que en el fondo, habla de lo mismo, de sentirse a gusto solo, a pesar de haber perdido a alguien o algo:

 

EL ESPAGUETTI QUE SE SINTIO SOLO

A un espaguetti que se sintió solo, le pasó lo mismo que nos pasa a muchos: Nos sentimos perdidos cuando no tenemos aquellos ingredientes necesarios para nuestra felicidad que creemos que nos hacen personas completas.
Pero nos espabilamos para encontrarlos porque nos gusta estar bien.


Todo empezó un día que alguien le usó A ÉL como el gancho para ver si estaban listos los espaguetis después de hervir en agua: lo cogió y lo tiró contra la pared dejándole ahí pegado un buen rato, hasta que se cayó al suelo. Hasta que no pasó un rato fuera de la olla, no empezó a sentirse extraño ¡Qué fuera de lugar de repente!, ¿y sus amigos?, ¿el agua?, ¿la sal?? El pobre? ¿Dónde estaban sus compañeros? Tenía la costumbre de estar rodeado por otros espaguetis y como estaba, en el suelo de una cocina, se sentía sólo ¿Y la salsa de tomate que le habían prometido? ¿Y el queso rallado que decían que vendría después de ebullir? Leñes. Se quedó sin ilusión y sin ningún motivo por el que había nacido,

- "¿Cuál, entonces era la razón que tenía para vivir?", Se preguntaba estirado en una baldosa. Al concluir que ninguno, decidió arrastrarse por la cocina como buenamente pudo, trepar y meterse en la nevera. Y una vez allí, al ver una jarra, la escaló hasta caer dentro y zambullirse en una sangría. Empezó a notarse confundido con los efluvios del alcohol, pero le hizo gracia lo de flotar. Poco a poco  notaba que ya llevaba una borrachera de miedo, pero no tenía nada que perder: Había perdido a sus compañeros de cazuela y como no iba a encontrarse nunca ni con el tomate ni con el queso rallado, nadar por ahí resultó ser su mejor opción y además empezó a notarse contento. Tanto era así que incluso le llegó a salir un cántico en italiano: "O sole mío, o sole mío" (no o sole mío, o sole tuyo, curiosamente). Alguien cogió entonces la jarra por la que andaba buceando y sirvió la sangría en unos vasos. Él iba tan contento que no sabía adónde iba ni le importaba. Y se vio deslizándose como por un tobogán. Una voz, ajena a él, exclamó: ¡Hay un espaguetti en el vaso! ¿Qué hace aquí? Tíralo a la basura. Y él pensó: menos mal que no me han reconocido. ¡Soy el que estaba pegado a la pared! Jejeje. Le tiraron, pero salió del cubo cuando no había nadie y se deslizó hasta la nevera de nuevo, ¡Qué se pensaban! Ahora le había encontrado el gusto a su nueva vida aventurera. Se encontró con un plato de calamares y decidió que serían sus nuevos amigos. Iba tan animado que les invitó a bailar a coro con él y con las anchoas de al lado. Rodeado de amigos, qué bien, volvía a ser el espaguetti de antes, esperanzado y con ganas de vivir. Sólo fue el comienzo de grandes retos.

¿Volando voy, al dente vengo?

Genial cuento para aprender a tener paciencia, adquirir libertad  y  cocinar. ¡ Que imaginacion tienes !

Eso de probar la coccion hasta que se pequen en la pared lo aprendi de mi hija. Divertida forma de hacerlo.

Laurilla me ha divertido mucho tu espaguetti aventurero. Tu historia  también tiene su moraleja; el espaguetti sabe sobrevivir a pesar de que le tiran a la basura y así mismo es bueno que las personas sepamos salir adelante siempre a pesar de las dificultades

Un abrazo Marina F dijo:

Genial cuento para aprender a tener paciencia, adquirir libertad  y  cocinar. ¡ Que imaginacion tienes !

Eso de probar la coccion hasta que se pequen en la pared lo aprendi de mi hija. Divertida forma de hacerlo.

Me ha encantado esta historia, gracias!!
qué bueno!!

laurilla dijo:

Esta fábula me ha recordado a un texto, (jaja) que escribí hace un tiempo y que en el fondo, habla de lo mismo, de sentirse a gusto solo, a pesar de haber perdido a alguien o algo:

 

EL ESPAGUETTI QUE SE SINTIO SOLO

A un espaguetti que se sintió solo, le pasó lo mismo que nos pasa a muchos: Nos sentimos perdidos cuando no tenemos aquellos ingredientes necesarios para nuestra felicidad que creemos que nos hacen personas completas.
Pero nos espabilamos para encontrarlos porque nos gusta estar bien.


Todo empezó un día que alguien le usó A ÉL como el gancho para ver si estaban listos los espaguetis después de hervir en agua: lo cogió y lo tiró contra la pared dejándole ahí pegado un buen rato, hasta que se cayó al suelo. Hasta que no pasó un rato fuera de la olla, no empezó a sentirse extraño ¡Qué fuera de lugar de repente!, ¿y sus amigos?, ¿el agua?, ¿la sal?? El pobre? ¿Dónde estaban sus compañeros? Tenía la costumbre de estar rodeado por otros espaguetis y como estaba, en el suelo de una cocina, se sentía sólo ¿Y la salsa de tomate que le habían prometido? ¿Y el queso rallado que decían que vendría después de ebullir? Leñes. Se quedó sin ilusión y sin ningún motivo por el que había nacido,

- "¿Cuál, entonces era la razón que tenía para vivir?", Se preguntaba estirado en una baldosa. Al concluir que ninguno, decidió arrastrarse por la cocina como buenamente pudo, trepar y meterse en la nevera. Y una vez allí, al ver una jarra, la escaló hasta caer dentro y zambullirse en una sangría. Empezó a notarse confundido con los efluvios del alcohol, pero le hizo gracia lo de flotar. Poco a poco  notaba que ya llevaba una borrachera de miedo, pero no tenía nada que perder: Había perdido a sus compañeros de cazuela y como no iba a encontrarse nunca ni con el tomate ni con el queso rallado, nadar por ahí resultó ser su mejor opción y además empezó a notarse contento. Tanto era así que incluso le llegó a salir un cántico en italiano: "O sole mío, o sole mío" (no o sole mío, o sole tuyo, curiosamente). Alguien cogió entonces la jarra por la que andaba buceando y sirvió la sangría en unos vasos. Él iba tan contento que no sabía adónde iba ni le importaba. Y se vio deslizándose como por un tobogán. Una voz, ajena a él, exclamó: ¡Hay un espaguetti en el vaso! ¿Qué hace aquí? Tíralo a la basura. Y él pensó: menos mal que no me han reconocido. ¡Soy el que estaba pegado a la pared! Jejeje. Le tiraron, pero salió del cubo cuando no había nadie y se deslizó hasta la nevera de nuevo, ¡Qué se pensaban! Ahora le había encontrado el gusto a su nueva vida aventurera. Se encontró con un plato de calamares y decidió que serían sus nuevos amigos. Iba tan animado que les invitó a bailar a coro con él y con las anchoas de al lado. Rodeado de amigos, qué bien, volvía a ser el espaguetti de antes, esperanzado y con ganas de vivir. Sólo fue el comienzo de grandes retos.

¿Volando voy, al dente vengo?

Adriana creo que en éste caso se marcha el día 99 no por un impulso sino por todo lo contrario,la reflexión serena le hace dar cuenta de lo bien que está y se marcha, porque ya no necesita nada, está bien en su piel y eso es todo.

 

 

 


Adriana, yo creo que tu versión es bien válida... También pensé yo en que se iba justo cuando iba a volver la princesa... jeje. La deja colgada, realmente. Así que entiendo que por un lado aprende a sosegarse y a estar bien pero a la princesa la deja colgada! Quizás ella no iba a volver nunca: La fábula podría haber explicado que la princesa le había realmente tomado el pelo y no pensaba volver, pero a él le importaba un pito porque habia disfrutado de las estrellas y las nubes y el sosiego, entonces se entendería más al modo en que lo explica Elena.

jsjsjsjs...

:)


Yo creo que la cortesana es muy sabia y lo que hace, es ponerle a prueba para demostrarle que él es válido por si mismo, y que en realidad no la necesita para nada...


laurilla dijo:


Adriana, yo creo que tu versión es bien válida... También pensé yo en que se iba justo cuando iba a volver la princesa... jeje. La deja colgada, realmente. Así que entiendo que por un lado aprende a sosegarse y a estar bien pero a la princesa la deja colgada! Quizás ella no iba a volver nunca: La fábula podría haber explicado que la princesa le había realmente tomado el pelo y no pensaba volver, pero a él le importaba un pito porque habia disfrutado de las estrellas y las nubes y el sosiego, entonces se entendería más al modo en que lo explica Elena.

jsjsjsjs...

:)

Yo creo que sí! y muy lista además..

Buen fin de semana

Adriana dijo:

conclusión....

 

la cortesana es psicóloga!

jajajajjajajajjaja

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