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Tienes toda la razón, es algo que hemos repetido muchas veces en esto del TLP.
Cada persona es un mundo! Y no todas cumplen con todos y cada uno de los sintomas. De hecho, para ser rigurosos, los diagnósticos determinan que se deben tener cinco de los nueve síntomas posibles, y por tanto habrá quien destaque más en uno que en otro. Ni por ser TLP se es promiscuo (y hay mucha gente en pareja estable) ni tampoco siempre se autolesionan, ni siempre son personas con mucha ira. etc.
Aprovechando que sacas este tema, me gustaría dejarte el enlace que me parece muy importante y siempre destaco desde que empecé en este foro hace casi siete años!
Y por si algún día se borra del portal, ya que lo están cambiando, este es el texto de estos psicólogos argentinos, que con mucha razón exponen:
Por Fuente: web Psicologia Integradora | |
No me etiquete, por favor, ante todo soy yo.
Apareció un nuevo nombre, igual que lo es José, Margarita, Florencia o Julián. Ahora hay gente que se llama TLP. Así, sin más, su presentación puede ser: “Soy un TLP”, familiar y cariñosamente llamado Telepé.
“Hola, Telepé”. Suena lindo, ¿no?
¡Qué de nombres que tienen que manejar ahora las personas que padecen síntomas muy penosos! Sufren por estar muy mal y después de la consulta se enteran que son: un Trastorno Límite de la Personalidad, Borderline, Esquizo o Fronterizo. Denominaciones que pasaron a ser el reservorio de una buena cantidad de síntomas de otras denominaciones más estados mentales... síntesis que está siendo más de lo mismo en esto de poner un nombre vacío, como quien dice en buen castellano “El que mucho abarca poco aprieta” por lo cual, como usted es un Trastorno Límite de la Personalidad, familiarmente usted es un Telepé. Una vez dado el diagnóstico, puede que los médicos prescriban a los pacientes “instruirse” sobre la enfermedad, en Internet, y la persona o familiares van a buscar información allí sobre lo que el doctor le diagnostica. Así, a personas que están sufriendo un montón de síntomas que las agobian se los expone a recibir variadas interpretaciones que, aunque posibles, se las toman como ciertas. Entonces incorporan además ideas acerca de sí mismo como:
Tengo: - Desconfianza paranoide - Un estado que puede llegar a descomponerse en un brote psicótico (posteriormente a leer esto el paso siguiente es ir a buscar de qué se trata y comienza el terror de estar volviéndose loco) - Dificultades para establecer límites personales - Alteración de la identidad - Incapacidad para sentir (¡Léase bien! INCAPACIDAD)”
¿¿Qué mas?? Modalidad profesional que va acompañada por técnicas exclusivamente conductistas y prescripción de psicofármacos que son cambiados constantemente (parecería que al estilo ensayo y error) a medida que no cambian o aumentan las confusiones y demás síntomas. Procedimientos que lejos de brindar el alivio que las personas buscan y necesitan, apabullan, confunden, desesperan, aterrorizan...
En estas condiciones acude mucha gente a consultarnos los últimos meses. Lo realmente cierto es lo que la persona está sufriendo por lo que siente, piensa, hace... sobre ello hay que trabajar.
Aclaramos que, en nuestra opinión, los trabajos profesionales y científicos al respecto de cualquier patología, si bien son para uso profesional, deben estar publicados en Internet y demás medios de difusión masiva y con lectura irrestricta. Dar el diagnóstico, cualquiera sea, en muchos casos es necesario.
En aquellos casos que el diagnóstico Trastorno Límite de la Personalidad ya haya sido dado, para evitar los posibles daños del mismo, hay que manejar ciertas herramientas que:
•Convierta el “rótulo” en contenidos del padecimiento, transforme un título en qué es lo que le pasa realmente a esa persona, ver la problemática como única y exclusiva de ella y de su familia. •Clarifiquen toda confusión que le ocasione tal diagnóstico. •Den toda la contención terapéutica necesaria a los trastornos, personales y familiares, que hayan ocasionado la información errónea o excesiva.
Entendemos que los diagnósticos hay que darlos en tanto y en cuanto no sean iatrogénicos, por lo expuesto, no falta explicar más por qué a nuestro criterio el diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad lo es. Esto aunado a otro criterio sobre que los diagnósticos psicológicos muy pocas veces hacen falta, en la gran mayoría son rótulos que lejos de ayudar encasillan y fijan en un problema. El contenido de la enfermedad es lo más importante y etiquetando queda en segundo plano.
Agravamiento del padecimiento en calidad y cantidad corresponde a una nueva cultura. Estados de gravedad agravados por las técnicas profesionales, que también corresponden a esa cultura. El mismo sistema socioeconómico que enferma, aliena y no posibilita la cura.
Dar el diagnóstico “Trastorno Límite de la Personalidad”, ¿sería una técnica para darle a la persona una identidad distinta para que se sienta mejor?, ¿entra en la cabeza de alguien esta posibilidad?
Si bien este es uno de los objetivos más importantes de las psicoterapias para este tipo de afecciones: trabajar con la identidad de la persona, trabajo que la lleva a encontrar y recrear su propia identidad; muy diferente, más bien lo opuesto, es asignarle una identidad desde afuera y una que es el nombre de una patología mental, es tremendo. Ya nos hemos dejado de asombrar en las admisiones a los tratamientos que la persona se presente con este nombre tan exótico: “Soy un telepé o “mi hijo es un telepé”. Estos diagnósticos dan alivio a las personas que están padeciendo tanto cambios de sí mismas por la mera razón de que uno de los trasfondos fundamentales de este problema suele ser generalmente un déficit de esta cualidad básica de la personalidad que es la identidad.
Llegaron a un punto en que dudan sobre quienes son, qué quieren, cuáles son realmente sus sentimientos, su postura en la vida y comienzan a tener grandes confusiones acerca de sí mismos. Esto es muy sufriente. Cuando pueden definirse, cuando pueden decir “yo soy...” la sensación es de reencuentro consigo mismo. Lo importante es que esto se logre, que no sea un espejismo, que no sea solo una apariencia sin asidero cierto.
Estamos planteando como un objetivo terapéutico privilegiado para este problema la rehabilitación de la identidad para lograr en un primer término:
• La autonomía en la definición de sí misma, que no necesite que se le diga quien es desde afuera. • El encuentro de quien es a través de sus cualidades, características, funciones... • Flexibilidad en sus definiciones.
Con el uso de distintas metodologías de trabajo y técnicas específicas estos objetivos se tienen que ir logrando desde la primera sesión.
Desde el comienzo asesorar y demarcar la gran cantidad de información, todo lo que de más que se le fue incorporando y que aturde, en conjunto de comenzar a vislumbrar que más hay, realmente en esa persona, detrás de los síntomas. |
Me has hecho pensar en una película titulada Arte o palabras.... La verdad es que a veces hay cosas que se expresan mejor sin palabras, es lo que dices tu... Los pintores, la danza etc, le dan colores a las emociones, expresan por medio de ellos lo que sienten, ¿no?
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