Primero nos ponemos en situación, porque si no ni sabemos de qué hablamos.
El TLP, o Trastorno Límite de la Personalidad, tiene más nombres, y todos son lo mismo:
-Trastorno fronterizo de la personalidad
-Trastorno limítrofe de la personalidad
-Trastorno borderline
-Esquizofrenia ambulatoria –> éste es el que más me gusta, porque refleja realmente la gravedad y aparatosidad de ese trastorno.
“Trastorno de la Personalidad” es una acepción que DESPISTA. A todo el mundo le suena a ‘trastorno del carácter’, ‘mal humor excesivo’, ‘conducta errónea’, ‘personalidad infrecuente’, etc.
Pero la realidad es que un trastorno de la personalidad es un trastorno psiquiátrico, grave normalmente, cuya cura es más complicada que una enfermedad mental(depresión, ansiedad, esquizofrenia), ya que su origen no es solamente médico o biológico, sino que también tiene un profundo arraigo y origen en distintas áreas del cerebro que forman la personalidad.
Un ejemplo para entenderlo:
■ DEPRESIÓN (exógena): Una persona pierde algo que considera importante (el banco embarga su vivienda, pierde un ser al que quería profundamente, le amputan una parte de su cuerpo, la secuestran y pierde su libertad unos meses, etc.), y su cerebro reacción con dolor y angustia (hasta aquí, es normal). Cuando este dolor y angustia alcanza un determinado nivel (por prolongarse mucho tiempo, por vivirse con mucha profundidad, o por añadirse a otros problemas adicionales), genera por sí mismo desesperanza, falta de fuerzas y falta de ánimo para relacionarse bien.
Así, se entra en una ESPIRAL depresiva, y ésta es la enfermedad. La espiral consiste en que el cerebro está mal y angustiado hasta un punto en que se pone pesimista y negativo. Genera por tanto pensamientos poco estimulantes sobre uno mismo, sobre el entorno, y sobre el futuro. Eso en sí mismo entristece y angustia más, y en ese nuevo nivel de mayor angustia y mayor tristeza se generan pensamientos aún más negativos. Y así sucesivamente. Por tanto, se sale rápida y eficazmente de esta enfermedad (o gripe del cerebro) con unos fármacos que aportan las sustancias que están faltando.
La enfermedad vino de fuera (las hay endógenas, que vienen de dentro; problemas orgánicos) por un suceso lamentable de la vida, y por ser arrastrado por la corriente de pensamientos negativos (espiral). Tanta negatividad “seca” determinadas sustancias (parecidas a la morfina natural del cuerpo, para sentirse postivimente), y “multiplica” las sustancias de estar alerta y amenazado (adrenalina, etc.). Cruzado un determinado grado, ya hemos visto que el cerebro queda atrapado en sus propios pensamientos amplificándolos. Eso se arregla con una AYUDA EXTERIOR, igual que el problema provino del exterior. Fármacos. Es la forma de que una depresión dure 2 ó 3 meses solamente y sea leve, cuando realmente duraría quizás 2 años, o más, y sea severa.
■ TLP: el TLP genera por sí mismo diferentes problemas psiquiátricos, uno de ellos es la misma depresión. Simplemente, en este caso la depresión no proviene del exterior, sino del interior del cerebro. Es decir, ahora hay que arreglar “la fuente generadora de depresiones” para poder librarse de ellas, porque incluso con los fármacos no se arregla; hacen mucho, pero la máquina generadora de depresiones sigue ahí intacta trabajando a toda máquina. Así, las dosis de medicación antidepresiva de un TLP tienen que ser mucho mayores, y aún así siempre siguen existiendo manifestaciones depresivas: negatividad, irritabilidad, tristeza, desesperanza, aislamiento, etc.
Al margen de que el TLP genera las depresiones (severas) de esa forma, comprende también otras “fuentes” de problemas psiquiátricos. Su núcleo es la impulsividad.
La impulsividad en el TLP: la impulsividad es algo que tenemos todos. Se origina en el cerebro más primitivo (el hipotálamo o cerebro reptiliano primitivo -zona verde del gráfico-). Un impulso es una instrucción eléctrica a todo el organismo, del mismo tipo que las que ves en los reptiles. De repente están congelados, y de repente atacan a muerte, o huyen despavoridos, o cazan una mosca. No sienten. Sólo reaccionan.
Después de este cerebro está el “cerebro mamífero” (zona rojiza del gráfico), que es el que permite SENTIR. Dolor, pena, miedo, alegría, entusiasmo, apatía, etc.
Y después de ése está el cerebro humano, o neocortex, que es una fina capa sobre el anterior, y que confiere la capacidad de percibir el futuro (un mamífero sólo vive en el presente); y por dicha capacidad es que se pueden construir herramientas; las hago hoy (presente) para beneficiarme de ellas luego (futuro). También contiene la consciencia de uno mismo, etc. No nos extendemos con esto.
Los impulsos se generan en el cerebro reptiliano, e INUNDAN literalmente todo el cerebro. En la capa neocórtex (la que nos hace humanos) normalmente tenemos multitud de diferentes mencanismos (biológicos unos y aprendidos otros) para gestionar o bloquear la mayoría de impulsos. Los impulsos se generan continuamente; varios al día normalmente; a cualquiera. Pero los gestionamos. POr ejemplo: “agrediría a esa persona, pero no lo hago”; existe el impulso (cerebro 1), y lo sentimos en su totalidad y nos enfada enormemente(cerebro 2), pero por algún motivo ESCOGEMOS no hacerlo (cerebro 3) y pensar en otra cosa, o excusarlo. Esta capacidad de “escoger”, es un área del cerebro que el TLP tiene gravemente dañada, así sus impulsos se despliegan por todo el sistema nervioso sin que puedan hacer nada para evitarlo. Sólo observarlo como espectadores.
Tienen otras áreas dañadas, como el área para reconocer expresiones faciales de otros. En un experimento científico muy reciente (hace 3 ó 4 años), se demostró que dichas áreas están dañadas o empequeñecidas en el TLP, y que les provoca, entre otras cosas, interpretar expresiones faciales AMENAZANTES cuando son expresiones faciales NEUTRAS. Así, se les disparan sus alertas y defensas, cuando en realidad no pasaba nada.
Al margen de lo anterior, y como otro punto clave, es la LABILIDAD EMOCIONAL. Un TLP es incapaz de pensar y sentir con matices o puntos medios. O siente (todo), o no lo siente (nada). Así, si alguien le habla mal, la leve molestia o insignificante sensación que nos produce a cualquiera, al TLP se la produce al límite. O es, o no es. Y si es, es hasta su tope. Para un TLP mantenerse emocionalmente equilibrado, moderado y centrado durante el día es como estar continuamente intentando poner un lápiz de pie y que no se caiga; y cuando cae, no cae un poco: cae totalmente de lado.
Asimismo, y sin que sea necesario pormenorizarlo mucho, los TLP tiene fenómenos psicóticos. Es decir, delirios y alucinaciones. Se diferencia de un esquizofrénico en que éste cree realmente su delirio, lo vive, e incluso intenta explicarlo a los demás (tipo: “realmente veo personas!”). El TLP ve y oye más o menos lo mismo, pero sabe que eso no existe; es decir, percibe que es algo anormal y que es una alucinación. El TLP NUNCA desencadena esquizofrenia, aunque quien lo tiene siempre se lo pregunta. El TLP, ante sus primeros fenómenos alucinatorios o psicóticos, se pregunta “¿Qué me pasa? ¿Estoy loco?”; es decir, se da cuenta del problema. El esquizofréncio no se pregunta si está loco o no; lo que ve es, y si otros no lo ven es que los otros estarán locos o lo que sea. La diferencia parece poca, pero no; son diferentes.
En resumen, cuando tienes TLP ¿qué te sucede?
Que cada día es una auténtica aventura, INCONTROLABLE, a la que te tienes que enfrentar. Esta aventura incontrolable no es algo a lo que te enfrentas con madurez, adultez, preavisado, y animado. No. Te enfrentas a ella siendo aún un niño, sin saber qué pasa, pensando que realmente es todo así, y muy desanimado porque normalmente tienes una depresión de caballo. Así, esa forma de vivir tan dura se va autoafirmando a sí misma y solidificando.
El TLP tiene la sensación de vivir en exactamente una montaña rusa emocional de la que en algún momento aleatorio e impredecible saldrá despedido. La montaña rusa es un montón de sensaciones (en el mismo día) de enfado máximo, dolor agudo, euforia, tristeza profunda, autoestima lamentable, odio, rabia, etc. A medida que se suceden las vivencias normales del día, van reaccionando a ellas de esta forma extrema. Así las sienten. Es agotador, y una tortura, y una desorientación total. Pero lo peor es que SE TEMEN A SÍ MISMOS; no saben en cual de esas emociones alcanzará ese grado un poco superior tal que se transformará en un IMPULSO (crisis le llaman).
Los impulsos pueden durar unas horas, pero normalmente duran un día o dos. Sobre tipos de impulsos hablaremos en otra entrada, pero por ejemplo son las automutilaciones, los intentos de suicidio, etc.
Un TLP, en la práctica, vive con una depresión severa, un autoconcepto enfermizamente bajo (“soy mala persona”, etc.), y con un profundo dolor interior y cacao emocional. Les cuesta mucho hablar (aunque existe la máscara del TLP, tal que con desconocidos parecen incluso locuaces).
El que lo ve desde fuera ve una persona que se autolesiona, que ocasionalemten esas crisis las dirige hacia los demás atacándoles, denunciándoles, etc. Ve una persona depresiva, algo asocial, y de planes caóticos (e inconstante): “ahora mi trabajo es el mejor del mundo y me encanta, ahora es el peor trabajo del mundo”, “ahora odio a mi familia, ahora les quiero con locura”, “ahora adoro a mi novio y es el mejor del mundo, ahora le detesto y desprecio”, “ahora mi amiga es una persona increíble y súper-genial, ahora es una zorra que me hace la vida imposible”. No lo hacen queriendo, obviamente, y simplemente hablando con ellos no se arregla el problema; si no, no sería una enfermedad psiquiátrica.
¿Quieres un ejemplo? Imagínate que vas por la calle y ves a un hombre con cara de cabrón sin escrúpulos pegando con un palo sin parar a un perro indefenso al que está machacando. ¿Qué sientes? ¿Te lo imaginas? ¿Intervendrías? ¿Harías algo? Ahora imagínate que intervienes, pero cuando estás forcejeando con el apaleador te fijas y lo que ves es otra cosa: un perro rabioso con cara de violento y trastornado atacando a un pobre hombre indefenso que sólo intenta irse y quitarse de encima a ese perro loco. ¿Qué haces? Tú encima te encuentras que le estás sujetando los brazos al hombre indefenso!
Eso es el TLP. Sientes las cosas así, con esa claridad y vehemencia, pero no te puedes fiar de lo que sientes. Es artificial. Piensa que lo importante de las cosas no es LO QUE ”VES”; todos vemos el mismo objeto. Es CÓMO LO SIENTES. Y en base a eso vamos actuando. ¿Te interesa un trabajo nuevo sí o no? La decisión la tomarás en base a como te sientes. ¿Te gusta una persona o la detestas? Será lo que sientas. ¿Te gusta donde vives? ¿Te gusta tu país? ¿Te gustas tú mismo? ¿Qué opinas de las personas con las que te relacionas habitualmente? ¿Qué estudios te motivan más? Etc. Todas las decisiones se componen básicamente de eso: qué siento, qué impresión me causa, qué prefiero, qué me parece. Y el TLP lo siente con toda claridad, pero no puede saber si eso es cierto o no.
¿Qué pasa si llevas 3 meses sintiendo claramente que tu felicidad máxima será meterte a policía? ¿Cómo negar eso? Un día, lo puedes ignorar. Uno, tras otro y tras otro, 3 meses, no. ¿Qué pasa si cuando llevas 2 años trabajando de policía sientes que tu decisión fue un total error, y que tu felicidad es meterte a bailarín. Y lo sientes durante meses. Pues a bailarín. ¿Qué pasa si conoces a una persona, y durante meses estás platónicamente enamorado de esa persona? Pues que si tienes suerte acabas con esa persona. ¿Qué pasa si un día te levantas y sientes que esa persona es un desconocido cualquiera que te produce asco y repulsión? Bueno, igual es 1 mal día, piensas. ¿Y qué pasa si se te alarga 1 ó 2 meses? ¿Qué pasa si sales de copas y crees que conoces al amor de tu vida y quieres con toda tu alma que no se te escape y darle lo mejor que se imagine y una experiencia inolvidable? Pues que igual acabas en el baño del bar con esa persona. ¿Qué pasa si sientes que eres la persona más despreciable del mundo, un error de la naturaleza, y que si te murieras le harías un favor al mundo? Un día, pase. ¿Y un día tras otro durante 6 meses? Puedes incluso ya saber que es un sentimiento FALSO, del TLP. Pero ¿puedes realmente ignorarlo? ¿Cómo te levantas el día 200 de sentir que eres esa mierda en el planeta? ¿Con ilusión para comerte el mundo? Imposible, ¿verdad?
Todo esto es el TLP.