Mi Testimonio, Cuando el Tlp hizo acto de presencia.

No se cuando pasó, no recuerdo cuando el Tlp empezó a invadir mi vida y a hacer de mi algodonado mundo un caos total. Ya desde pequeña, con siete o nueve años, empecé a mostrar un comportamiento inusual para una niña que lo tenía todo. Comencé a robar juguetes y materiales punzantes a mis amigos, mis vecinos y en el colegio. Una vez, estando en segundo de primaria, a un niño que me estaba tirando del cabello mientras yo intentaba dibujar, le clavé un lápiz en la rodilla, me llevé una buena paliza por aquello.

Las niñas de mi clase no me dejaban jugar con ellas y cada vez me sentía más apartada, mi rendimiento escolar era muy bajo y mi madre decidió que me viera el psicólogo del colegio. En su informe decía que yo carecia de inteligencia, que tenía una mentalidad muy por debajo de lo normal, que no me integraba bien con los demás,pero que cooperaba en lo que me pedían.

Mi madre me apuntó a Ballet para que tuviera una distracción, pero, aunque me gustaba, empecé a tener comportamientos de aislamiento, la profesora no era nada buena conmigo, era muy dura, quería que fuera perfecta, en  una ocasión se sentó encima de mi espalda para que mis piernas se abrieran del todo, pensé que los aductores reventarían, dolía mucho. No me dejaba ir al baño y muchas veces me hice pis encima, me ponía en el centro de la clase para que todos se burlaran. Cuando llegó el día de la función en el teatro, mi madre me había peinado muy linda, con mi tutu rosa y mis zapatillas de puntas, la  profesora que se llamaba Mercedes ( nunca me olvidaré de ese nombre ) me dijo que tenía que ponerme laca en el cabello para que no me despeinara al bailar y fuí tan tonta que le hice caso, me echó la laca en los ojos y me dijo, "ahora bailarás a ciegas, a ver que haces" .. Me entró un pánico que jamás había sentido, era mi gran noche y me la había estropeado, aun así y con los ojos enrojecidos y doloridos bailé, me había aprendido los pasos de memoria y sabía los movimientos exactos en cada compás, no me hizo falta ver para bailar.

Mi madre me quitó de Ballet después de saber lo que había pasado y puso a la Mercedes en su lugar, nunca volvió a ejercer en el colegio. Le pedí a mamá que me apuntara en Atletismo y así lo hizo. Me encantaba ir a los campeonatos, fui campeona de relevos y cien metros lisos en cuatro ocasiones, las medallas se acumulaban en casa y me sentía por primera vez importante. Aunque mis familiares solo fueron a una competición de todas las que hice, pero bueno. El deporte me sirvió para evadirme de todo lo demás. 

Hasta que murió mi querida abuela a la que también le decía mamá. Noches enteras me las pasé llorando en silencio y cada vez me encerraba más y más en mi misma. Agredí a mi hermano en una ocasión, cada vez que lo recuerdo me pongo mala. En otras lo defendía de quienes le pegaban, con una furia incontrolada, casi me denuncian  una vez por romperle las gafas a una chica que pegó a mi hermano.

Me escapé de casa después de que mi tía me insultara por haber hecho mal una cama, corrí todo lo que pude hasta que llegué a la playa donde caí rendida de tanto llorar.

Mi madre me llevó a un terapeuta que le recomendaron. Me hizo muchas pruebas, entre ellas los famosos test, me llenó la cabeza de cables para medir no se que cosa cerebral, quizás para descartar patologías, no lo se.

A la edad de 16 años me violaron y me dejaron botada en una carretera cerca de casa,cuando mi madre llegó, yo esperaba ayuda y un abrazo, en lugar de eso, me dio una paliza, después de haberme llevado al médico, empecé a mostrar ataques de rabia muy severos, a tener una actitud de ira fuera de lo normal junto con autolesiones, consumir drogas y beber alcohol en grandes cantidades. Intenté agredir a mi  madre en una ocasión, solo por que se enteró de que me había escapado para estar con un chico y vino furiosa a pegarme. A raíz de eso empezaron los intentos de suicidio. Por aquel entonces mis padres se estaban divorciando.

Con 17 años conocí a un chico en  una discoteca y a los 18 me casé, a los dos meses me quedé embarazada de mi primer hijo,( lo tuve antes de casarme ) mi madre me buscó una clínica para abortar, pero yo no quise, todo por no perder al chico, me apegué mucho a el, aunque el no era bueno conmigo. Su madre lo echó de su casa y yo por hacer una buena obra lo metí en la mía. En más de una ocasión mostraba comportamientos muy severos de ira, yo no entendía nada e intentaba no hacerlo enfadar. Cuando fui a tener a mi hijo, se armó una pelea fuera del paritorio y a la persona que vi a mi lado fue a mi madre, estuvo conmigo durante el parto, yo solo preguntaba por el y me decían que no quiso entrar. Una vez en la habitación apareció, le noté algo raro, como que había consumido alguna sustancia, tenía las pupilas muy dilatadas, le dije que cogiera a nuestro hijo pero se negó, me sentí muy triste, le pregunté por que y me dijo que no quería cogerlo y se fue dejándome sola.

Más tarde me enteré que la gran pelea que escuche fue el con mi madre y que se dio de piñas con la pared, tuvo que venir los de seguridad para controlarlo. A partir de ahí, no dejaba que mi madre viera al niño, yo lo llevaba a escondidas para que lo viera, pero una vez me siguió y ahí me llevé la primera bofetada. 

Por las noches, si el niño lloraba le molestaba, se levantaba furioso y le tapaba la cara con una almohada hasta el punto que una vez casi lo mata, le dio una paliza terrible, yo me metí en medio y lo cogí para que no le siguiera pegando y con furia le dije que me lo hiciera a mi, pero a el no, me arrancó al niño de los brazos y lo botó en la cama como si fuera un muñeco, acto seguido la agarró a golpes conmigo.

Asi estuvimos cuatro años, en el fondo de mi ser pensaba que el cambiaría, tenía la idea errónea de que no era malo que yo tenía la culpa de todo y me merecía lo que me estaba pasando. Volví a quedarme embarazada, esta vez yo no quería, no quería que le pasara lo mismo que a su hermano, tenía miedo. Fue el peor embarazo que tuve, me dejaba sola la mayor parte del tiempo, se iba con sus amigos de juerga hasta altas horas de la mañana, traía mujeres a casa, bebía mucho. Una vez, yo ya tenía 8 meses de embarazo, entró en casa borracho y quería tener sexo, le dije que no y lo aparté de mi, me miró como si sus ojos estuvieran vacíos y me dio un empujón tan fuerte que me golpee la cabeza con un mueble, mi instinto fue agarrar mi estómago para que el bebé no sufriera daños, me quedé inconsciente un buen rato, cuando desperté estaba aun algo mareada y logré tumbarme en la cama, noté algo húmedo en mi cabeza, me había hecho una brecha, pero nunca fui al médico para que me cogieran puntos. Logré ponerme de pie e ir al baño a lavarme, había mucha sangre y me asusté, fui a pedirle ayuda y me cerró la puerta del cuarto en la cara.

A raíz de todo eso algo en mi cambió, la niña nació sin ningún problema y le dije que como la tocara lo mataba. Los ataques hacia mi continuaron, pero empecé a sacar la ira, el odio acumulado durante tanto tiempo, ya no sentía nada, no tenía miedo, solo rabia y llorando le decía que lo odiaba con toda mi alma, que se fuera de mi casa, pero no lo hizo. Intentaba acostarme antes que el, hacerme la dormida para que no me poseyera carnalmente, le tenía asco, pero más de una vez, aunque opuse resistencia, lo hacía a la fuerza.

Un día, me acosté en un sofá y ya no me levanté, me lo hacía todo encima, me negué a comer, me abandoné a mi suerte, solo quería morir. En mis delirios imaginaba un mundo de amor, donde nos querian, donde el era bueno y nos trataba con cariño, donde yo era feliz. Mi padre vivía con nosotros y en más de una ocasión me dijo que me encontraba sentada en un rincón balanceándome, tarareando canciones  ( tengo muchas lagunas, hay cosas que me han contado que no recuerdo haber hecho o dicho). Mi padre evitaba estar en casa para no ver a mi ex marido, quizás no quería saber o tenía miedo de enfrentarlo.

Una noche estallé en ira pura y mi padre decidió llamar a una ambulancia, me llevaron al hospital, unidad de psiquiatría, recuerdo que  no podía parar de llorar, por un momento mi mente se fue de la realidad, nada de lo que veía me parecía real, las caras eran extrañas, no reconocía nada, al que intentaba acercarse a mi lo agredía, acabé amarrada a una camilla, entré en estado catatónico. No se cuanto tiempo pasó, no se cuanto estuve allí, cuando abri los ojos seguía amarrada, comencé a llorar otra vez preguntándome por que a mi, por que yo, por que estaba pasando todo eso, donde estaba, donde estaban todos, no entendía nada.

Me iban na dejar ingresada pero mi madre se negó y me llevó a casa de su hermana, el psiquiatra le dio instrucciones para tratarme y medicamentos para mantenerme tranquila. Estuve en casa de mi tía unas semanas hasta que me recuperé, hablé con mi madre y le dije que me quería divorciar, me ayudó en todo y me divorcié a la edad de 25 años si mal no recuerdo. El diagnóstico que me dieron en ese momento fue " Depresión crónica con evidencias bipolares "

Pensé que la pesadilla había acabado, pero me equivoqué. Seguí con terapeutas, con terapias, con medicación. Mi madre me dijo que nos fuéramos a vivir con ella y al año después nos fuimos. Todo iba bien hasta que comencé a tener múltiples ataques de pánico, volví a beber alcohol y hacer mezclas explosivas con medicación,eso hizo que las agresiones hacia mi fueran más brutales, muchas veces acababa en hospitales y me tenía que ir a buscar, mis hermanos dejaron de hablarme, perdí muchos trabajos por beber demasiado, poco a  poco fueron perdiendo la confianza en mi. 

El terapeuta de mi madre le dijo que yo era  perjudicial para su salud, que se deshiciera de mi, pero mi madre se negó, aunque su marido le dijo que lo mejor que podía hacer era mandarme con mi padre otra vez. Ella no lo hizo, pero todo empeoró, se lo hice pasar tan mal que mi tía me dijo que si yo no tenía corazón. Al final me mandaron con mi  padre, pero sin mis hijos. Estuve seis meses sin ver a mis hijos y cada vez me sentía más sola, más vacía y a beber más. 

Desesperada por la situación en la que me encontraba, le pedí a mi padre que me llevara al médico, me derivaron a salud mental de mi zona y a los dos años de tratarme dieron un diagnóstico más definido " Trastorno Límite de la Personalidad". Según me dijo esta terapeuta, no es fácil de diagnosticar ya que se puede confundir con otros debido a síntomas parecidos y que es posible que comenzara a desarrollarlo en la adolescencia y que se identificara más debido a la experiencia traumática en mi matrimonio que fue cuando exploté.

Siempre pensé que era una mala persona que solo hacía sufrir a los demás, no tenía idea de lo que tenía, ni de como combatirlo, hasta hace cosa de cuatro años atrás no sabía lo que era, olvidé el nombre del diagnóstico, hasta el día que murió mi madre y noté un comportamiento raro en mi, no sentía el dolor de la pérdida y tenía que actuar ante los demás, sabía que me dolía, pero no sabía como sacar el dolor,era como si no me hubiera pasado a mi, veía en las miradas como de algún modo me acusaban, yo misma me culpaba de su muerte, yo provoque sus ataques al corazón durante meses que la mantuve en tensión, ahora se que no soy culpable, pero en ese momento así lo sentía.

Me integré en varios grupos religiosos buscando quizás un modo de aplacar a mis demonios internos, pero me cansaba rápido en cuanto me exigían que dejara algo para ser del todo de la congregación, asi que decidí abandonarlo. Mi terapeuta se rie cuando le digo que muchas veces siento que no soy de este mundo, que alguien me dejó aquí por equivocación, después la miro y le digo " que locura no?" y acabo riéndome con ella, pero en lo más profundo de mi ser, muchas veces lo pienso en serio.

No soy de tener amigos por el simple echo de que no soy estable con ellos, reconozco que les digo mucho de quedar y salir y después la mala gana me puede y pongo escusas bobas, las visitas constantes me agobian, prefiero estar sola, aunque tengo una amiga que sabe bien donde está mi límite, pero pocas han entendido esto y pasa lo que pasa. ya no me molesto en explicar lo que me pasa, demostrado, no siempre sirve de algo y sinceramente, me canso de darle vueltas a la perdiz.

Hoy día, a mis 37 años, estoy más estable, solo llevo un tratamiento para evitar que durante la fase Rem del sueño me de Parálisis del sueño, cosa que me suele suceder si tengo mucho estrés. He aprendido a enfrentar muchos de los síntomas como el se impulsiva, ahora pienso y después actuo, controlo la ira,sintomas de despersonalisación,ya no me autolesiono,algunos estados de vacío, la angustia, la inseguridad y los llantos que vienen de la nada. Aun me faltan algunos por controlar, pero lo conseguiré.