Se envio al Senado y fue rechazada por el PP. Os la adjunto a peticion de Vicent
En ese documento viene el número de expediente
161/001319.
La otra referencia que tenemos es que se debatió el 12 de junio de 2002 (Núm 514),
SOBRE MEDIDAS PARA DEFINIR LOS TRASTORNOS LÍMITES DE PERSONALIDAD PARA SU ADECUADO TRATAMIENTO Y COBERTURA SANITARIA PÚBLICA. PRESENTADA POR EL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 161/001319.)
El señor PRESIDENTE: Pasamos al siguiente punto del orden del día: Proposición no de ley sobre medidas para definir los trastornos límites de personalidad para su adecuado tratamiento y cobertura sanitaria pública.
Ha sido presentada por el Grupo Parlamentario Socialista y para su presentación tiene la palabra la señora Valentín.
La señora VALENTÍN NAVARRO: Ante todo, me gustaría trasladar la preocupación de muchas familias que tienen en su seno personas que están padeciendo estos trastornos límites de la personalidad y que no encuentran en el Sistema Nacional de Salud los recursos necesarios para su tratamiento de forma adecuada y digna. Hay expertos para los que esta definición como trastornos límites de personal no es adecuada; en su día se puso la palabra límite porque se estaba clasificando esta enfermedad al límite entre la neurosis y la sicosis, y al parecer sería más descriptivo la denominación de trastornos de inestabilidad emocional.
¿De qué estamos hablando? Se trata de una patología de las llamadas emergentes y hasta hace pocos años era difícil por no decir imposible ver informes clínicos o informes de alta hospitalaria donde apareciera el diagnóstico de trastorno de personalidad. Era frecuente incluso entre los profesionales sanitarios escuchar frases como que estos trastornos no existen, son chorradas de psicólogos, o no se deben atender ya que no se curan. Estos pacientes, por sus propias características clínicas son molestos, incómodos, desagradecidos, poco fieles, escasamente colaboradores y su frecuente egosintonía puede ser incluso insultante.
Por otra parte, en el sistema asistencial público no se ha facilitado que el profesional pueda realizar un diagnóstico adecuado, ya sea por la falta de tiempo, por la presión asistencial o por la gran variedad de síntomas que presentan estos pacientes. De hecho, nos encontramos al cabo del tiempo con un grupo de sujetos a los cuales se les ha dado varios diagnósticos, múltiples fármacos que dudosamente se tomaban, que habían pasado por varios profesionales, que habían acudido a recursos privados con escasos resultados en muchos casos.
Es a partir de la década de los noventa cuando se definen los síntomas de esta enfermedad en el manual de diagnósticos de la Asociación de Psiquiatría Americana. Es un perfil que muestra cómo los afectados no tienen conciencia de su estado y se sienten rechazados, necesitan especial cariño, les cuesta madurar y hacerse adultos, no toleran la frustración pero son presa fácil de ésta porque tienden a idealizar al otro y pasan del amor extremo al odio profundo cuando se sienten decepcionados. Se abandonan y sufren intensamente movidos por una sensación insoportable de vacío que les conduce a la apatía, la indiferencia y el aislamiento. Su estado de ansiedad constante y su sentimiento de frustración recurrente les lleva a conductas en ocasiones agresivas con la propia familia, aunque el castigo final se lo aplican a sí mismos, actitud llevada al extremo en algunos casos con intento de suicidio. Cuando se agotan de este mundo interno que padecen de dolor recurren a impulsos potencialmente dañinos para sí mismos con abuso de los gastos, alcohol, drogas, o anorexia y bulimia, como forma de protesta. También en ocasiones se lanzan a la escapada sin rumbo fijo y desaparecen durante horas incluso días. Son testimonios aportados tanto por las familias como por los profesionales que en este momento están trabajando en el campo de la salud mental específicamente en los trastornos límites de la personalidad. Suelen tener buen nivel intelectual, alcanzan un alto grado de educación, pero están inmersos en un proceso que denominan de montaña rusa porque difícilmente pueden controlar su propia vida y su propia voluntad.
¿Cuántas personas existen así en este momento? No se sabe tampoco. No existen estudios epidemiológicos. Hay exclusivamente estimaciones de profesionales que indican que estos trastornos de personalidad, no solamente los límites sino el trastorno, el concepto de trastorno de personalidad en general afecta entre el 10 y el 15 por ciento de la población en general. Si hablamos de población psiquiátrica en personas con enfermedades mentales, aparece entre el 50 y el 60 por ciento. Junto al enfermo se encuentran los padres desarbolados y desbordados ante los graves trastornos
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de conducta de sus hijos, normalmente adolescentes, cada vez más niños, que al verse superados por esta situación a la que no saben ni pueden hacer frente de forma individual, y ante una falta casi absoluta también de soluciones, algunos de ellos apuestan incluso por dimitir, aunque sea muy grave lo que estoy diciendo, de dimitir de su personalidad.
Son factores sociales, históricos, culturales, intrafamiliares y biológicos los que influyen precisamente en este tipo de enfermedad. Las propias características de nuestra sociedad actual hacen que se vaya modelando este tipo de conductas en las personas. El aumento de la velocidad y la movilidad en todos los ámbitos, la libertad personal a ultranza, la pérdida o desaparición de principios altruistas, la priorización de valores economicistas, el creciente peso de la imagen y la apariencia, el aumento del individualismo, el cambio rápido de relaciones sociales hacen que este tipo de factores externos influyan también en la conformación de estas enfermedades mentales. No voy a detenerme en otro tipo de factores, como son los intrafamiliares o los biológicos.
Quiero terminar expresando que las familias se sienten absolutamente impotentes y confusas ante situaciones de este calibre. No entienden qué está ocurriendo, no saben qué es lo que están haciendo mal o qué podrían cambiar con tal de que se mejorara la situación. Acuden a los especialistas en busca de consejo y orientación, pero, a menudo, la propia urgencia y angustia que genera el problema, así como la ausencia de centros y recursos específicos para abordar esta enfermedad en su totalidad, hace que se resulte difícil encauzar el caso bajo una dirección terapéutica determinada.
Han recurrido a nosotros asociaciones de autoayuda, que ya están constituidas, en la Comunidad Autónoma de Madrid, como la Asociación madrileña de ayuda e investigación del trastorno límite de personalidad, o, en Cataluña, la Asociación catalana de ayuda e investigación del trastorno límite de la personalidad, para exponernos el gravísimo problema y para que fuéramos portadores en el Congreso de los Diputados de esta petición que la proposición no de ley, del Grupo Parlamentario Socialista, presenta.
Pretendemos hacer efectivo el principio de igualdad de oportunidades de los ciudadanos ante los servicios sanitarios, porque si la desigualdad, en cualquier campo, es rechazable, cuando estamos hablando de desigualdades en materia de salud, es absolutamente inaceptable, y porque los ciudadanos tienen derecho a que, por parte del Gobierno, se le den respuestas concretas a sus problemas. Hemos planteado la elaboración de un plan nacional de salud mental, para que, en cualquier parte del territorio nacional, haya una serie de recursos mínimos para atender a este tipo de enfermos, a los enfermos mentales con carácter general, porque no se puede depender de en qué parte del territorio se vive para seguir el tratamiento de una determinada enfermedad mental. Pedimos, por tanto, el reconocimiento de que el trastorno de personalidad es una enfermedad y que así se recoja y se regule en la legislación; reconocimiento de que es posible su diagnóstico y su tratamiento y que, en el mejor de los casos, también es posible la adaptación social de estos enfermos; que se haga el estudio epidemiológico correspondiente para ver la magnitud exacta del problema; que se divulguen estos trastornos con sus síntomas, prevención y tratamiento, para que sean conocidos y diagnosticados de forma adecuada; la creación de unidades de ingreso de media y larga estancia para los estados de crisis y casos más graves; asistencia ambulatoria y hospital de día para los casos menos graves, con los medios económicos necesarios para que se pueda garantizar igualdad de oportunidades en todo el territorio; y, por supuesto, la creación de equipos de investigación y tratamiento alternativo. Esto es lo que pedimos.
Termino, señorías, apelando a la sensibilidad del resto de grupos políticos en esta Comisión de Sanidad, para que, por fin, las familias y los enfermos vean que los poderes públicos también se encargan de dar respuesta a sus problemas de salud.
El señor PRESIDENTE: ¿Algún grupo desea intervenir?
Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, tiene la palabra la señora Castro.
La señora CASTRO FONSECA: Señor presidente, de entrada, partimos de la base de que nuestra posición va a ser favorable a esta proposición no de ley.
Es frecuente que a esta Comisión vengan iniciativas legislativas tendentes a resolver la insuficiencia de recursos destinados a tratamiento de enfermedades o las repercusiones económicas que para los enfermos y para sus familias tienen determinados tratamientos o la falta de definición, como es el caso que nos ocupa, como enfermedad de numerosos trastornos, la insuficiencia de estudios sobre enfermedades o la insuficiencia de los tratamientos.
A mí me gustaría decir que algunas de las enfermedades que la señora Valentín menciona aquí, aunque me preocupan todas, exigen un abordaje más integral del problema. Me estoy refiriendo concretamente a algunos trastornos de personalidad que afectan a nuestros adolescentes, incluso a nuestros niños, como son la anorexia y la bulimia. Estas nuevas enfermedades tienen también que ver, no digo únicamente, con los vertiginosos cambios sociales, con la incorporación de las mujeres al mercado laboral sin ese potente paraguas del Estado de bienestar y sin que nadie, por tanto, sustituya el amor, el cuidado cotidiano que las madres hemos venido históricamente proporcionando a nuestros hijos, y hoy hay que decir que nuestros hijos, en las sociedades desarrolladas, crecen solos, al albur de
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la tiranía de las nuevas tecnologías. Diría que hoy el principal o el primer derecho es nacer siendo deseado, porque creo que ese es un derecho fundamental, pero el segundo derecho de los niños que viven en países desarrollados debería ser el derecho a no crecer solos. No es lo mismo los derechos de los niños del tercer mundo que el de los niños que viven en países ricos. El primer derecho de un niño del tercer mundo es comer y tener una vivienda digna y, sin embargo, aquí, el primer derecho hoy ya es el derecho a no crecer solos, y habría que hacer un abordaje integral de este problema.
Más allá de esta reflexión, en esta Comisión de Sanidad, frecuentemente, hemos abordado problemas de este tipo; por ejemplo en el punto anterior, el de los enfermos con hipercolesterolemia familiar. Hoy mismo íbamos a tratar el problemas del gluten, que ha sido retirado, pero que estoy segura de que lo debatiremos en otra ocasión, y en otras muchas sesiones abordamos problemas variados que tienen que ver con estos déficit que he anunciado al principio. Se nos presenta una proposición no de ley del Grupo Parlamentario Socialista, muy oportuna, que revela una gran sensibilidad, que conecta con una gran preocupación social y que reclama que se definan los enfermos con trastornos límite de personalidad, e insta al Gobierno para que adopte las medidas necesarias para investigar, definir, diagnosticar y reconocer los trastornos límites de personalidad y a adoptar las medidas necesarias para su prevención y tratamiento. Sin embargo, tenemos que decir desde Izquierda Unida que esta proposición no de ley, en nuestra opinión, se debería abordar desde una de las cenicientas de la sanidad española: la salud mental, con lo que uno de los primeros objetivos sería incrementar notablemente los recursos en materia de salud mental.
Por hacer referencia a la circunscripción por la que soy diputada, Madrid, voy a intentar aportar unos datos sobre la situación de los recursos de salud mental que nos pueden poner en la pista, porque son claramente extrapolables, del gran déficit que hay de oferta pública en esta materia. Estos datos que yo, señorías, les voy a explicar brevemente, tienen toda la fiabilidad del mundo para nosotros y espero que también para ustedes, porque son datos proporcionados por la Federación de asociaciones de enfermos y familiares de trastornos de salud mental y también de la Federación de asociaciones por la salud mental.
Evidentemente no basta solo con enumerar; hay que tener la visión completa, porque, como digo, son extrapolables al conjunto del Estado español, pero sí que ponen un poco los pelos de punta, porque revelan que en esta materia existe un déficit brutal. En la Comunidad Autónoma de Madrid, el número de psiquiatras es de 134; la cobertura actual, 62,04 por ciento. Número de psicólogos, 216; cobertura actual, 38,81. Número de titulados de grado medio, 333; cobertura actual, 33,4 por ciento. Número de plazas en hospitales de corta estancia, 293; cobertura actual, 61,6.
Número de plazas en hospitales de día, y aquí empieza a bajar notablemente la oferta, 768; cobertura actual, 20,68 por ciento. Número de plazas en hospitales de media estancia, 724; cobertura actual, el 5,21 por ciento. Número de plazas de unidades residenciales, 125; ahí la cobertura es más alta y llegamos al 87 por ciento. Número de plazas en centros de día, 853; con una cobertura actual del 16,21 por ciento.
Número de plazas en centros de rehabilitación psicosocial, 1.411; cobertura actual, 30,7 por ciento. Número de plazas en centros de rehabilitación laboral, 1.173; cobertura actual, 7,68 por ciento. Número de plazas de inserción laboral, 64; cobertura actual, cero por ciento.
Número de plazas en residencias alternativas, 3.177; cobertura actual, 3,99 por ciento.
Más allá de que esta proposición sea oportuna y de que mi voto vaya a ser favorable, deberíamos abordarla desde el punto de vista de cuál es la situación de la salud mental en nuestro país, que es manifiestamente mejorable y habría que hacer ese esfuerzo porque hay enfermedades que efectivamente son psicosociales. Desde mi modesta experiencia y desde la más absoluta humildad porque en esta Comisión hay psiquiatras y gente muy experta creo que son enfermedades psicosociales y por tanto exigen un tratamiento integral. Pediría al Grupo Popular que sea sensible con esta propuesta del Grupo Parlamentario Socialista y que la aprueben pero no para estudiarla sino para ponernos a trabajar en la vía de presionar entre todos para que se aumenten los recursos destinados a salud mental.
El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Martín Soledad.
El señor MARTÍN SOLEDAD: Señor presidente, señorías, intervengo para fijar la posición de mi grupo parlamentario en relación con la presente proposición no de ley agradeciendo en primer lugar al grupo proponente la sensibilidad reflejada en el caso concreto de un trastorno que afecta a gran parte de los jóvenes de este país y que hace que los profesionales tengamos muchas veces limitaciones para acceder a un tratamiento integral e integrador de este tipo de pacientes. En relación con la presente proposición no de ley haré unas pocas precisiones para intentar centrar aún más el problema que suponen estas patologías.
Los trastornos límites de personalidad forman un subgrupo propio perfectamente protocolizado en el diagnóstico tanto en el Manual de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) como en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM IV) y forman parte de un grupo más amplio de patologías, reconocibles bajo el epígrafe de trastornos de personalidad, que está integrado por 10 subgrupos, entre los que cabría destacar los trastornos esquizoides, esquizotípico, paranoide de personalidad, trastornos límite, antisocial, de evitación, histriónico, etcétera. Estos trastornos
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vienen definidos como patrones permanentes e inflexibles de experiencias internas y comportamientos que se apartan significativamente de las expectativas de la cultura del sujeto que las padece. Tienen inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, son estables a lo largo del tiempo y comportan malestar o perjuicios para el sujeto.
Las manifestaciones comunes en todos los trastornos de personalidad se manifiestan fundamentalmente en dos áreas específicas, la cognoscitiva-afectiva de la actividad interpersonal y la del control de los impulsos, siendo este, como he dicho antes, un patrón inflexible que produce malestar clínicamente significativo o deterioro laboral, social o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto. Sin embargo gran parte de estos rasgos de personalidad son percibidos frecuentemente por el propio paciente como no disfuncionales -en terminología psiquiátrica los denominaríamos egosintónicos- evidenciándose los síntomas de alarma ante determinados agentes estresantes que causan descompensaciones y es allí donde se producen las intervenciones terapéuticas por parte de los profesionales de la salud mental.
Como he mencionado al principio, los trastornos límite de la personalidad se engloban dentro de los trastornos de personalidad, con unos síntomas que los individualizan y diferencian del resto. Se caracterizan por un patrón de conducta de inestabilidad en las relaciones interpersonales, de la autoimagen, la afectividad y el control de los impulsos, y presentan unos síntomas que se manifiestan al inicio de la edad adulta con una variedad sintomática recogida fielmente en la exposición de la señora Valentín. La prevalencia es de un 2 por ciento en la población general, llega a ser de hasta un 10 por ciento en la población que acude a consultas ambulatorias de salud mental y puede llegar a ser efectivamente de un 60 por ciento de los pacientes ingresados en unidades específicas de salud mental. Hay un predominio del sexo femenino, que recoge un mayor número de casos llegando a una proporción de tres a uno, y es posiblemente el trastorno de personalidad más frecuente. La mayor parte de esa sintomatología disfuncional se produce en los primeros años de la edad adulta, donde son frecuentes los trastornos adaptativos secundarios a abandonos reales o figurados con sintomatología depresiva, trastornos por ansiedad generalizada, tentativas suicidas, abusos de sustancias así como trastornos de conducta alimentaria; la estabilización de las relaciones personales y laborales se produce normalmente en la cuarta década de la vida.
Quiero hacer constar y creo que ha quedado claro a lo largo de la exposición que tanto los criterios diagnósticos como los tratamientos de los comportamientos disfuncionales que se presentan a lo largo de la evolución del proceso y la clasificación de los distintos subtipos ya se encuentran definidos y en su mayor parte son atendidos por la sanidad pública como cualquier otro de los trastornos mentales susceptibles de tratamiento sea en régimen hospitalario o ambulatorio, así como los distintos abordajes psicoterapéuticos disponibles. Podemos estar de acuerdo en la limitación de esos recursos pero debo recordar que con la Ley General de Sanidad se obligaba a una cobertura pública de los trastornos de salud mental en igualdad de condiciones que cualquier otra patología. Esta misma Ley General de Sanidad circunscribe en su artículo 20 el ámbito de atención a los pacientes psiquiátricos como beneficiarios de la atención que se pueda dar dentro de la propia comunidad autónoma, máxime cuando desde el pasado 1 de enero se transfieren las competencias en la gestión de sanidad a la totalidad de comunidades autónomas, teniendo previamente transferidas las competencias sobre servicios sociales. Por ello se deben buscar espacios de coordinación entre lo social y lo sanitario para garantizar la integralidad en la atención, formando parte esos trastornos, como el resto de trastornos mentales, del plan de salud mental actualmente en fase de redacción por parte del Ministerio de Sanidad en colaboración con las comunidades autónomas, sobre las que legislativamente recae la competencia en la atención. Esto se puso ya de manifiesto en la V Legislatura, donde en respuesta escrita a una pregunta del senador popular, señor Ramos Llanos, el Gobierno, en manos del Partido Socialista, reconocía que todos los trastornos mentales eran subsidiarios de una prestación del sistema con financiación pública y al mismo tiempo se hacían una serie de recomendaciones a las comunidades autónomas para establecer mecanismos específicos de integración y coordinación de los servicios psiquiátricos. Por tanto creemos que no es conveniente desligar estos trastornos del conjunto de las otras patologías psiquiátricas con la creación de unos recursos específicos y especializados para cada uno de los distintos procesos mentales que se recogen en cualquier clasificación aceptada internacionalmente.
Por otro lado, su grupo recaba al Ministerio de Sanidad en una proposición no de ley anterior la elaboración de este plan de salud mental. Pues bien señorías, actualmente el Ministerio de Sanidad y Consumo, con la colaboración de las comunidades autónomas, ya está trabajando en la elaboración del plan demandado, por lo que mi grupo parlamentario no votará a favor de la presente proposición no de ley al entender que los criterios de integralidad en la atención a los trastornos mentales se beneficiarán de la elaboración del mencionado plan y no de acciones individuales relacionadas con procesos específicos. Hago constar mi solidaridad con los familiares de los pacientes portadores de cualquier tipo de trastorno mental y desde este Parlamento intentaremos mejorar la asistencia, siempre en colaboración con las comunidades autónomas.
El señor PRESIDENTE: Tiene un minuto, señora Valentín.
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La señora VALENTÍN NAVARRO: Sí, señor presidente.
Simplemente quiero manifestar que si efectivamente el Ministerio de Sanidad está elaborando ese plan nacional de salud mental, si no he entendido mal, el cual ha sido reivindicado en varias ocasiones por parte del Grupo Socialista, me parece que puede ser el instrumento adecuado para incluir todo tipo de recursos, fundamentalmente con la idea que hemos defendido siempre. Son recursos, son criterios y es planificar que cualquier enfermo en cualquier parte del territorio pueda disponer de ese mínimo. Por tanto, espero y deseo que cuanto antes podamos ver la luz.
El señor PRESIDENTE: Procedemos a la votación de las proposiciones no de ley.
Proposición no de ley sobre la adhesión de las empresas del sector energético al sistema arbitral de consumo.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, siete; en contra, 20.
El señor PRESIDENTE: Queda rechazada.
Proposición no de ley relativa a la creación por el Ministerio de Sanidad y Consumo de una página web con información básica sobre las enfermedades más prevalentes, así como los recursos sanitarios disponibles en el territorio nacional. Esta proposición no de ley se somete a votación en los términos de la autoenmienda propuesta por el Grupo Parlamentario Popular.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 21; en contra, seis; abstenciones, una.
El señor PRESIDENTE: Queda aprobada.
Proposición no de ley sobre medidas para definir los trastornos límites de personalidad para su adecuado tratamiento y cobertura sanitaria pública.
Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, ocho; en contra, 21.
El señor PRESIDENTE: Queda rechazada.
Hemos finalizado el orden del día. Recuerdo a los miembros de la Mesa y portavoces que nos reunimos a continuación.
Se levanta la sesión.
Era la una y treinta y cinco minutos de la tarde.
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