Esto da para un autoanálisis mirando cómo somos, la manera en que actuamos frente a distintas circunstancias, porque:
Peter posee el deseo interno de ser cuidado, que sus demandas sean satisfechas y da por sentado que los demás se encargarán de todo eso. Se sorprende y se enfada si no es así. Además considera que sus necesidades son apremiantes, que no se pueden postergar.
No cree que tenga la obligación de contribuir a amar, dar o hacer. Más bien su inquietud se concreta en recibir, pedir y criticar.
No está hecho para la vida adulta. No puede cumplir promesas, mantener un trabajo, una pareja, una casa, porque no se puede comprometer. Nada puede obstaculizar su libertad.
Las necesidades básicas de Peter suelen ser cubiertas por otra persona, alguien que le gusta cuidarlo. Aunque esa otra persona sienta un cierto malestar por el abuso, no hace nada al respecto, para no provocar conflictos a Peter.
No se responsabiliza de sus emociones, siempre cree que el otro es el responsable de sus sinsabores y contrariedades.
Está centrado en sí mismo, sus disgustos, su rabia, su desaliento, su estrés, su trabajo excesivo. Un mártir.
El papel de la persona que cuida a Peter puede estar encarnado por una madre, una hermana, un padre o una esposa, la colega de trabajo que sustituye a la madre.
Etiquetas:
¿Cómo salir?
Si viste la lista, y casi con seguridad te has identificado con alguna de las características, ten esto en cuenta: Los expertos sugieren las siguientes pautas, por si quieres superar este tipo de problema.
• Aprender a tolerar las frustraciones sin hacerte la víctima.
• Preocuparte por el bienestar de las personas que amas.
• Escuchar activamente los problemas de los demás.
• Aceptar la pérdida de privilegios.
• Entender que al tomar una decisión, siempre hay una desventaja que asumir.
• Comprender que todos somos responsables de nuestras propias emociones. No son los demás que nos hacen enfadar, somos nosotros los que nos enfadamos.
• Establecer relaciones más equitativas con las personas. No les pidas aquello que no eres capaz de dar.
• Dar gracias no significa rebajarte ante los demás. Debes tener en cuenta que nadie nació con la obligación de servirte.
Hola Lauri.
Me encanta como utilizas la imagen de Peter Pan para reflejar estos sinsabores. Es un personaje que derrocha imaginación y nos salpica con su ingenio, dispuesto a emprender cualquier aventura a la menor ocasión. Anda a brincos, es ágil y talento no le falta. Quizás, si consiguiese equilibrar tanta creatividad con mesura, comedido, encontraría fuentes inagotables de recursos personales y comenzaría a organizar el listado de pautas que nos dejas sobre la mesa.
Aunque vemos una lista bien concreta, es importante observarla con calma y explorarla unos minutos, pero sin enjuiciar. Pasemos a valorarla mientras tomamos conciencia de la respiración, dejando que sobrevuelen los pensamientos, uno por uno, los observamos, pero permitiendo que se sucedan, sin entrar en análisis ni profundidades.
Ahora bien, con esta lista de objetivos en mente, os propongo un sencillo ejercicio, donde se evoca una situación. Podemos recordar algún episodio cotidiano concreto que haya provocado alguna emoción difícil, dolorosa. También podría ser el recuerdo de alguna experiencia reciente, que haya provocado una emoción, sin llegar a un estado desbordante, pero casi. Puede ser enfado, una preocupación…
Es conveniente que en un inicio no elijamos emociones demasiado abrumadoras.
-Una vez elegida una experiencia que ha provocado una emoción con la que queremos trabajar, tratamos de identificar el elemento crucial que la provoca. Este elemento, por así decirlo, puede ser una frase que te dice alguien, un gesto que ves, un pensamiento que te sobreviene, una imagen…
-Ahora, trata de reproducir en tu mente y en tu cuerpo lo que sucede al presentarse ese desencadenante de la emoción que has reconocido.
-Comienza por identificar las sensaciones corporales que te provoca esa emoción. Puede ser una opresión en el pecho, un nudo en la garganta, te hierve la sangre, un malestar en el estómago. Quizás son palpitaciones, taquicardia, una sensación de mareo...
-Sea lo que sea, identifícalo y siéntelo, percíbelo tal y como es, tal y como lo notas en tu cuerpo. En lugar de evitarlo deja que se manifieste con claridad y hazte consciente de las sensaciones corporales provocadas por la emoción.
-Ahora procura ponerle un nombre a la emoción que estás sintiendo en estos momentos.. A veces no es fácil y en muchos casos pueden ser más de una emoción o sentimiento. Intenta al menos, darle un único nombre: Puede ser rabia, vergüenza, culpa, asco.
-Y ahora pregúntate que diría la emoción si pudiera hablar, qué te está pidiendo, qué es lo que expresa, que es lo que te impulsa hacer. Y qué harías si la obedecieras enseguida. Es importante tener clara la motivación que otorga energía a la emoción.
Generalmente, cuando una emoción desagradable se produce, nuestra primera reacción es resistirnos y rechazarla, evitarla. Es conveniente hacerse consciente de la resistencia nada más surgir.
-Procuremos darnos cuenta de cómo nos oponemos a ese sentimiento doloroso, de cómo uno se cierra a la emoción. Quizás tu cuerpo se contrae y la mente se resiste. Hagámonos plenamente conscientes de las resistencias y de las consecuencias que tiene.
-Ahora tratamos de abandonar la resistencia y aceptamos la emoción tal como es: Di si, Acepto, abrazo la emoción y la realidad que la ha provocado o la provoca. Se trata de Aceptar el dolor emocional y la realidad que lo ha producido, en lugar de enfrentarnos con ell. En vez de luchar contra esa realidad, te alineas con ella.
Conforme vamos aceptando esa realidad y la emoción, notarás que va surgiendo un espacio alrededor de la emoción. La estrechez deja paso a la amplitud. Se va abriendo un espacio, un espacio que crece y que disminuye la opresión que la emoción te estaba produciendo. Al abrirse ese espacio comienzas a notar un alivio del dolor que se genera en el núcleo mismo del dolor.
-Puedes imaginar incluso que la zona donde has notado el malestar, el dolor en tu cuerpo es inundada por un torrente de luz y de cariño. Deja que la influencia amorosa actúe sobre tu sufrimiento y lo vaya mitigando. Permanece así unos minutos, deseándote el bien y deseándote cariño.
Cuando creas conveniente comienza a distanciarte de la emoción. Tú no eres esa emoción. Yo tengo una emoción, yo soy mucho más que la emoción. Vamos soltando la emoción, dejándola ir.
Ahora volvemos,suavemente, con la atención a la respiración, conectando con el vaivén de los movimientos de la respiración, dejándonos mecer por la respiración.
La práctica de este sencillo ejercicio de atención, resulta francamente beneficiosa para ir trabajando a conciencia una lista de pequeños objetivos, cuando irrumpen emociones que nos desbordan. Dedicando unos minutos al día, observaremos beneficios en la capacidad de concentración y autoobservación, en momentos difíciles, dando paso, de seguro, a esa inspiración e ingenio que Peter Pan tan fácilmente nos evoca.
Germán, Muchas gracias por tu comentario y por todo el consejo que ofreces. Es muy bienvenida y de agradecer tu colaboración, como la de las de otras visitas que hay en este foro multi facético.
Bajo mi particular parecer, en relación a lo que dices, comparto la idea de que son los sentimientos, emociones y pensamientos negativos los que más neurotizan a las personas. Yo creo que aparte de aceptarlos, es bueno poner en práctica un poco de rapidez en la respuesta, esto es, saber pasar la página sin entrar demasiado en esa emoción negativa, siempre que disturbe alguna relación. ¿Quizás lo estoy viendo desde un punto de vista muy práctico? Es como cuando estás en una entrevista de trabajo y te hacen esperar. Y esperas, esperas y la cabeza, con los nervios, da vueltas y piensa y piensa... Y a lo mejor en ese pensar te viene la idea a la cabeza de que quizás el que te venga a entrevistar sea alguien que no te gusta. Y entonces... ¿Qué sucede? Que no puedes negar eso que has pensando, pero sobre todo, no debes dejar que te interrumpa tu entrevista. Este es el tipo de problemas con los que me he visto yo.
Gracias de nuevo,
Un cordial saludo
Hola Lauri y compañeros/as.
Se agradece tu conmiseración conmigo. Creo que esto lo dices para que me sienta mejor pero en el fondo sabes que soy mediocre y que no valgo para nada. Poca novedad en mis palabras, tópicos...
Lo anterior podría ser un claro ejemplo de pensamientos automáticos, un torbellino de frases interiores que nos pueden jugar una mala pasada en momentos importantes. No es infrecuente que acontezcan en un contexto como el de aquella entrevista de trabajo que sugieres, o en estas mismas fechas navideñas, con tantos estresores, prisas y contratiempos de última hora. Mi tentación es pensar, "mi pulso es más rápido porque esta persona es un/a impresentable y no voy a poder soportar siquiera escucharla."
Estoy contigo en que ser rápidos/as en dar una respuesta asertiva va a marcar la diferencia, notablemente, entre gestionar una situación difícil o convertirla en un evento aún más desagradable. Por eso, la intención de un entrenamiento de la atención, la habilidad del etiquetado de las emociones, va a favorecer la oportunidad de nuestras respuestas en situaciones críticas. Porque nos permite participar de una forma más neutral ante la incertidumbre de un evento desagradable, o que activa nuestros temores y juicios negativos "¿Y qué dirá de mi esa? Va a pensar que soy imbécil. Menuda cara se me ha quedado..."
Una puesta a punto en la practica de la atención, va a potenciar la irreprochable creatividad de aquel Peter Pan. A veces, esta mente intuitiva es como la calma que sigue a la tormenta, un algo que se experimenta súbitamente, después de un conflicto. Se trata de entrar en el meollo de la cuestión, con una sensación repentina, como decir "eureka". Y todo recobra su naturaleza.
Cuando un sentimiento está muy arraigado en nosotros/as, o viene de "muy adentro", una práctica sencilla es hacernos conscientes de los objetos que nos rodean en el momento. Puedo afinar sentidos y discriminar en los sonidos. Entonces, gradualmente, me hago consciente de una riqueza sensorial que siempre está presente.
Hasta luego.
Muy bonito este post. Gracias
lauri dijo:
¿Cómo salir?
Si viste la lista, y casi con seguridad te has identificado con alguna de las características, ten esto en cuenta: Los expertos sugieren las siguientes pautas, por si quieres superar este tipo de problema.
• Aprender a tolerar las frustraciones sin hacerte la víctima.
• Preocuparte por el bienestar de las personas que amas.
• Escuchar activamente los problemas de los demás.
• Aceptar la pérdida de privilegios.
• Entender que al tomar una decisión, siempre hay una desventaja que asumir.
• Comprender que todos somos responsables de nuestras propias emociones. No son los demás que nos hacen enfadar, somos nosotros los que nos enfadamos.
• Establecer relaciones más equitativas con las personas. No les pidas aquello que no eres capaz de dar.
• Dar gracias no significa rebajarte ante los demás. Debes tener en cuenta que nadie nació con la obligación de servirte.
Bienvenid@ a
La Comunidad de Sin-Límite
© 2024 Creado por Fundación TLP. Tecnología de