Una hora buscando un programita para poder extraer esta escena de esta pedazo de pelicula para dedicarsela a una persona....y todo para sacarle una sonrisa :-p
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Pero bueno, en el colegio, lo típico, también si me peleé un par de veces fue para recibir. En fin esta tarde tengo terapia individual en el retiro y estoy cansado ya de todo esto. Son cosas olvidadas y pasadas y si es cierto que me ayudan a entender quién o qué soy actualmente, ahora necesito entrar en modo zen. Aunque me pudiera ir bien, hoy me resistiré a cualquier magia que me haga llorar ;) Sé que soy tonto.
Memoricé la fecha de la última vez que me pegó. Aunque ya la olvidé, 18, 19 de Abril de algún año. Aquel día hice algo que nunca había hecho antes, le enseñé el puño a mi padre. No sé si tuvo algo que ver o cómo pudo influir. El pasado es muy turbio y se mezclan recuerdos y fechas, es posible que después de mi 'rebeldía' mi padre volviera a pegarme, pero no recuerdo más.
Eso decía. Ya no me acuerdo de nada y desde luego no me ponía a analizar en aquellos momentos la técnica utilizada. Bueno, sí, mano plana creo recordar. Pero vamos, si te he de ser sincero soy muy aprensivo. Mi padre decía me decía que me ponía a llorar antes de que me pegaran. Lo que me confundía es que luego me pedía perdón (o son recuerdos artificialmente creados).
Mi padre presumía que sabía cómo pegar sin dejar marcas
Bueno, una cosa es intuir que uno acepta que lo merece y otra cosa sentir tener la culpa. En fin ... gracias por compartirlo Lauri.
Un fuerte abrazo y que tengáis un feliz día :)
Eso mismo le dije a una persona especial. La verdad es que no comprendo muy bien esta locura. Si me ocurren cosas malas pienso en mi interior que es mi culpa, que de alguna forma me lo merezco, es la conclusión que saco. Que alguien recuerde que lo que nos sucede de malo, no es algo que nos merezcamos, emociona. Quizás dentro de mi puedo pensar : habré hecho algo mal, o mi falta de autoestima me dice que me lo merezco, o yo que sé. Me entristece esa escena.
Me recuerda a uno de los ejercicios de conexión con el niño interior, en el que nos poníamos en parejas y teníamos frente a frente a 1m o así e imaginar que el de enfrente éramos nosotros, pero de niños. Se hacía algo incómodo mirar fijamente a los ojos a otra persona, pero con la imaginación se hacía más natural, luego tal como el protagonista de la escena, dábamos un paso uno hacia el otro y había una larga pausa, para acercarnos, y cuando ya no había distancia mostrábamos afecto por ese niño. Le acariciábamos la cara o el pelo y le podías hacer cualquier cosa que le harías a tu niño. Luego nos fundíamos en un abrazo muy largo e intenso, en el que el corazón se notaba emocionado. No lloré pero lo viví como algo muy intenso emocionalmente.
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