Aquí dejo para todo aquel que quiera conocer mi vida real a través de un breve relato.
Este relato me llevo a ganar el Primer Premio del V Premio de Poesía y Relato Corto Juan Francisco Guardia Molina organizado por La Unidad de Salud Mental del Hospital Neurotraumatológico de Jaén.
CUANDO UN ÁNGEL PIERDE LAS ALAS
Hondo, muy hondo, en nuestro interior se cobija el alma. Nadie la ha visto nunca pero todos saben que existe. Hay quien lo escucha a menudo. Hay quien rara vez lo escucha. Y quien lo escucha sólo una vez. Por eso es conveniente ya tarde, en la noche, cuando todo está en silencio, escuchar al Pájaro del Alma. El Pájaro del Alma cierra los cajones de nuestra alma, donde se guardan todos nuestros sentimientos: hay un cajón para los celos, otro para la felicidad, otro para el amor...Sólo el Pájaro del Alma tiene las llaves de esos cajones y los abre cuando nosotros le pedimos que lo haga. A veces el pájaro nos lleva la contraria y abre el cajón equivocado: en vez de silencio, nos hace hablar; cuando queremos ser pacientes y estar calmados, abre el de la ira.
Hubo un tiempo en el que mi Pájaro del Alma no veía, estaba ciego. Se le perdieron las llaves que abrían los cajones de la amistad, la felicidad, el amor,…; sólo poseía las que abrían los cajones del odio y del rencor; estaba a oscuras. No había nadie a su alrededor que le ayudara a abrir los cajones de la valentía y del entusiasmo.
Volaba sólo y triste acompañado de la desesperación que le provocaba no conocer el camino hacia la luz. De pronto, pareció sentir sobre su lomo el peso de la llave que abría el cajón de la esperanza, era una sensación nueva; ya no estaba sólo e inmerso en la oscuridad; se encontraba sumergido en la penumbra. Intentó abrir el cajón pero la llave era muy frágil, y la cerradura estaba oxidada por el poco uso que se le había dado; al final se rompió la llave. Volvió a no tener conciencia del brillo del amor fraternal, y perdió toda esperanza de volver a sentir el calor de la luz.
Merodeando por la isla donde se encontraban los cajones de la libertad y de la esclavitud, tropezó con algo que, por lo poco que se veía, parecía ser una llave que brillaba por sí misma, tenía luz propia; parecía que podría darle la libertad. Cogió la llave, fue hacia el cajón adecuado guiado por la luz emitida por ella, la introdujo en la cerradura y de pronto mi Pájaro del alma cayó; cayó lentamente por un pozo profundo que parecía no tener fin; y no pudo volar, pues tenía las alas atadas con cadenas que se le clavaban como estacas. Se convirtió en esclavo pensando que se dirigía hacia la libertad; esclavo de la mentira y del cinismo. Aquella llave tan bonita y brillante por fuera, había resultado ser por dentro como el caballo de Atila, que por la tierra que pisaba no volvía a crecer vegetación alguna. Fue su peor condena. Al final tocó fondo. Además de encontrarse envuelto por la más absoluta oscuridad y de estar atado por aquellas cadenas frías como el hielo, se rompió una pata. Estaba herido y no había nadie a su alrededor que lo curara.
Apoyó su atormentada cabeza en un cajón que se había quedado abierto, o quizás algún otro pájaro había abierto para hundirlo mucho más, quién sabe...; ésto le provocó un terrible cansancio. Mientras dormía tuvo un sueño, no como el que tienen los niños en la víspera de Navidad, o el que tienen las mujeres cuando van a ser madres; no, era una pesadilla, pero no una pesadilla cualquiera. En algunos momentos, las imágenes cobraban tal realismo, que mi Pájaro del Alma comenzaba a llorar y a pensar en hacer cosas descabelladas y sin sentido. Sus lágrimas no eran lágrimas, eran gritos hacia la luz que la parte de su corazón que todavía no había sido transformado en piedra por la penetrante mirada de la soledad, emitía desesperadamente en busca de cualquier cosa que le proporcionara una escalera para subir, escalón a escalón, hasta llegar a la libertad.
El esfuerzo se vio recompensado. Sus llamadas de atención habían sido escuchadas por un pájaro del alma distinto a los demás. Tenía algo dentro de él que le hacía destacar sobre los demás. Éste, bajó hasta el abismo donde se encontraba mi Pájaro del Alma, y no sólo le proporcionó la escalera, sino que también le quitó las cadenas que lo había tenido aprisionado en aquel inhóspito lugar. Dadas las escasas fuerzas y ganas de luchar de mi Pájaro del Alma, lo llevó a cuestas hacia el valle, en cuyo tramo final se encontraba la llave que abría el cajón donde residía todo el amor que le había sido negado hasta ahora, al igual que la libertad que tanto había anhelado.
Por el camino hacia el valle, aquel pájaro amigo fue enseñando a mi Pájaro del Alma a volar, le curó las heridas con su aliento cargado de buenas intenciones y, lo más importante, le mostró el camino verdadero que, hasta donde su memoria alcanza, siempre había estado buscando.
Al llegar a aquel maravilloso lugar, descubrió que para poder abrir el cajón precisaba de otra llave, además de la que allí se encontraba. Sin esperarlo, aquel pájaro amigo, sacó otra llave similar que se unió con la que mi Pájaro del Alma había encontrado, y juntos abrieron el cajón, lo que supuso un cambio radical en las vidas de los dos pájaros, ya que se fusionaron para formar un solo Pájaro del Alma.
Desde aquel momento ese pájaro formado por mi Pájaro del Alma y aquel pájaro amigo, vuela por mi interior y por el de aquella persona que compartió su pájaro del alma para sacarme del abismo en el que me encontraba inmerso rodeado de manos que me empujaban hacia el fondo. Y desde entonces su destino y el mío vuelan cogidos de la mano dándose aliento el uno al otro, y más aún, compartiendo todo el amor que había sido encontrado en aquel maravilloso valle, disfrutando de la libertad, al menos eso creía yo.
Lo que no sabía mi Pájaro del Alma es que la eternidad no existe, que todo lo bueno se acaba y que siempre acaba llegando la tormenta, para quedarse sin ser invitada. La tormenta descargó toda su ira; el pasado volvió, apareció entre la espesa niebla que dejó la abrumadora fuerza de la tormenta; dos Pájaros del Alma, el mío y aquel que lo había complementado durante largo tiempo, se perdieron el uno al otro entre la bruma que les rodeaba.
De nuevo la soledad se instaló en mi Pájaro del Alma; volvía a ser esclavo de aquellos fantasmas que creyó haber enviado al destierro. Pero aquello no era lo peor. Mi Pájaro del Alma había sido objetivo de una maldición lanzada malintencionadamente hacia Él. Parte de su cuerpo había quedado paralizado e inútil por un impacto eléctrico procedente de la tormenta. Por todo aquello, quedó destinado hasta el final de los días a ser un lastre para todo aquel que se acercara a Él, provocando todo tipo de desastres a su alrededor debido a la amargura que embargaba su corazón. Nunca volvería a ser el mismo, había perdido sus alas; pasó de ser un ángel, para convertirse en un ángel caído, destinado a vagar por la oscuridad por toda la eternidad.
FIN
Espero que la lectura os haya sido amena y si en algo os sentís identificados, así como si os ha tocado la fibra sensible, me gustaría ver vuestros comentarios. Gracias de antemano.
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