Intentando una estrategia de la antigua escuela, llevo quizás dos años haciendo ejercicios de introspección.
Si bien he llegado a recopilar un buen montoncito de información que mi obtusa sesera había ocultado, el problemo ha aparecido al intentar integrar los nuevos datos en la estructura (caótica) de mi pensamiento. Duele y duele.
Desde lo que alcanza mi memoria, he sufrido ataques de pánico. Siendo muy niño, bastaba la contención de las palabras de mi madre: tranquilo, se pasará. Pero volvían una y otra vez, adoptando las más disparatadas formas, despertaba en medio de la noche con la certeza de que estaba sufriendo un paro cardiaco (debía rondar los ocho años), después vino el pánico a salirme de mí mismo, pánico al despertar con la certeza de haber asesinado a mis padres, pánico al salir a la calle a pleno sol y no ver los colores vivos sino pastel. Y el pánico que me causaban las enormes broncas de mi padre. Con ese equipaje, no iba a llegar muy lejos y a los 17 años ya empecé a recibir apoyo médico.
He tenido múltiples diagnósticos, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de angustia, depresión, agorafobia, baja tolerancia a la frustración, impulsividad, pérdida de referentes, una vida desvertebrada con bajones súbitos del nivel de vitalidad, conductas de riesgo...
De los muchos psiquiatras y psicólogos que he padecido, sólo uno resultó ser competente. Durante el corto periodo que estuvo a mi disposición, me sacó de mi vertiginosa espiral infinita. Desde entonces mantengo el mismo, intentando que no me cambie en absoluto la pauta de medicación, ya que me ha demostrado holgadamente su incompetencia manifiesta.
Mis subidas y bajadas de ánimo son precipitadas e intensas. Mis periodos de despersonalización me llegan a postrar en la cama durante semanas. Y duele, aunque intento no sufrir. Pero veo cómo mi "dotada" cabeza va postergando todo cuanto pudiera servirme para atar mi vitalidad, remontar, dignificar mi vida. He adquirido una exquisita habilidad para desintegrar los pensamientos que apuntan en esa dirección antes de que tomen forma. Creo que a esto lo llaman por ahí "el colapso".
Sé que hay cosas que pueden llegar a apasionarme, la música, la poesía, las matemáticas, la informática... Pero no consigo sentirlas, hace ya tiempo que dejaron de ser una motivación. Claudiqué, sí, claudiqué. Me voy transformando en una persona rígida, huraña, desconfiada y reservada. Eso en conjunto con mi naturaleza ácrata y la falta de control sobre los impulsos me proporciona un transcurrir por este sucedáneo de vida que mantengo áspero y amargo.
Ojalá pudiera ser hipócrita y encomendarme a algún dios, ojalá sirviera de algo gritar por auxilio. El silencio que golpea mis sienes, las ausencias que hacen de estas paredes un páramo "a mil jodidas millas de ser el hogar que fuere", las decepciones que arrastran los pocos seres queridos que me quedan son una losa inmensa que me mantiene en el inframundo.
Soy Diego y cualquier día...
Bienvenid@ a
La Comunidad de Sin-Límite
© 2024 Creado por Fundación TLP. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de La Comunidad de Sin-Límite para añadir comentarios!
Participar en La Comunidad de Sin-Límite