Estoy verdaderamente harto de que los pacientes vengan con su identidad sustituida como "soy límite", no. Eres un sujeto singular con tus circunstancias, tus vivencias, tu mundo interno revuelto, tu corazón maltrecho, tus esperanzas agotadas y un goteo cansino de peregrinaje de profesionales que, o bien, te han tratado como si fueras una cabeza con moléculas o bien, trabajando de manera mecánica. Yo, formado con Dolores Mosquera y Vicente Rubio, muy dispares...
Pienso, integrado en mi experiencia, que la acumulación de errores enquista al paciente. Esto por un lado, por otro, pierde la fe en los profesionales, y, por ende, la sanación. No es una quimera recuperarse, parcial o totalmente, seguro que se puede vivir mejor.
Hay que establecer una alianza terapéutica, con un vínculo emocional donde resuene la confianza recíproca; este es el trabajo sagrado del facultativo. Todo lo demás, se debe hacer y construir entre los dos, "con el corazón en la mano", tal y como decía Winnicott, autor psicoanalítico pionero del trabajo con patologías "borderline". Él atribuía esta patología a una "inflación" del "Falso self", una máscara, un ego, una sombra, al decir de Jung. La parte escondida de un@ mism@ es la que hay que sacar a relucir para completar la identidad e integrar esos aspectos cognitivos, propios de la corteza frontal y el hemisferio izquierdo. El hemisferio derecho, en cambio, va produciendo descargas, una suerte de "hiperia" con un abanico de patologías que confunden al paciente, cliente, persona...
Como sabéis, estos síntomas son propios del espectro disociativo e incluso del espectro bipolar.
No voy a entrar en las variedades sintomatológicas de la patología del "trastorno límite". Lo sabéis mejor que cualquier profesional porque lo vives en tu piel, en tu pellejo, en tu corazón...
Soy partidario de renovar el "establishment" asociado al DSM y el mal uso asociado a la psiquiatría biológica, como si no existiera un alma, un sujeto singular con aspectos únicos, historias e interpretaciones de la realidad, entre otras muchas cosas. La "Nueva psiquiatría" también es una nueva psicología. Os recomiendo leer, ojear dos textos curiosos, interesantes, una reseña puede ser suficiente: ¿Estamos todos locos? y Estamos todos locos; la primera entre interrogantes y la segunda como una afirmación.
Podéis contar conmigo, estoy muy implicado y disfruto trabajando con personas con esta lacerada sensibilidad. Porque intento ser cercano, amoroso y empático (entiendo que no hay mejor manera que ser un sustituto de una infancia triste). Bien, mis datos están en Página Web, mi teléfono es 653 379 269; Zaragoza.
No perdáis nunca la esperanza, no dejéis que os la borren. Ánimo
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