Cuántas noches de dolor y tedio ¿verdad?
Pero de repente nos invade
una feroz marea azul,
azul neón.
Y llega un viento suave,
que nos empuja a soltar con la palabra
aquello que empezó hace ya tiempo
a crecer en un corazón sembrado
de esperanzas y amor sin condiciones
Y una ansia feroz de repartir
horizontes serenos
nos invade, lentamente.
Quizás parezca frágil, como una pequeña brizna
como una hojita verde
que se descuelga del árbol donde durante tanto
se sintió más que segura.
Vamos a trenzar coronas de laurel
para que el viento
reparta su aroma por todas partes
y todo aquello que parece amarrar
se disuelve, se diluye,
desaparece y solo persiste
el olor del laurel y la canela.
El sol saldrá mañana.
Disfrutemos ahora de la Luna.
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Qué bonito poema, soy una gran fan de la luna. La admiro de noche. Y el olor de canela y laurel, o romero y tomillo, me gustan mucho: El buen olor, en general es un signo de algo bueno, sencillamente, y entra por los sentidos, no es algo racional.
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