El otro día, viendo la serie "Entre fantasmas", me puse a pensar en eso.
¿Y si en realidad existen, y son una forma más que tenemos de representar la realidad?
Había un joven alcohólico al que atormentaba un fantasma, y él sólo lograba dejar de escucharle si se emborrachaba. El creía que lo hacía por una razón, pero era por el fantasma, y no lo sabía.
A veces, los problemas psicológicos son como esos fantasmas. Acumulamos rabia, o miedo, o angustia, que nos impiden avanzar. Y no sabemos por qué, pero queremos avanzar y no podemos. Ese fantasma está ahí para algo, por alguna razón, y tiene que ver con nosotros. Intentemos hablar con él, comprenderle, o echarle sin más (explicándole por qué debe irse, claro).
Nuestros fantasmas hablan de nosotros. Igual que en la serie Ally McBeal, cuando uno de los abogados que tenía una alucinación y veía a su difunta tía llamándole para que tomara el té con él. Finalmente un día se decidió a aceptar la invitación, se sentó con ella a tomar el té y charlaron. No sé si logró dejar de verla, pero dejó de angustiarse por eso. Aceptó su existencia, y eso le tranquilizó mucho.
Yo tengo uno que está furioso conmigo y no me deja actuar, me dice que hasta que no le compense por todo lo que le he ignorado se interpondrá entre mí y las cosas que deseo. Es mi rabia reprimida. Me paraliza, me ata de pies y manos para que no haga lo que debería hacer. He decidido escucharle, dejarle que grite hasta que se canse. No sé si lograré con eso que se vaya, pero al menos no me molestará tanto. Ojalá lo consiga.
Y ojalá existieran de verdad los cazafantasmas.
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