La carta que siempre espero.
Sólo decirte que eres el mejor hijo que he soñado tener. Cada paso tuyo es uno mío. Y corres muy deprisa. Eres mi el camino que he creado y no me arrepiento. ¿Sabes que no lo muestro mucho? Pero a mi manera te lo hago llegar, muy sutilmente, haciéndote esforzar al máximo en este juego de niños que nunca llegaremos a comprender. Te invité a jugar, tengo ciertas responsabilidades, pero a veces también me confundo.
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