Solía vagar por cualquier lugar que le gustaba, encerrado en sí mismo atento a toda percepción sensorial que le produzca algún goce diferente. Trataba de grabar esos momentos en su memoria y asimilarlos al concepto de antemano ideado o idealizado, por lo tanto inalcanzable. No era tangible su ahora y sus recuerdos no tenían tiempo, ni el presente perceptible era imperdurable. Solía lamentarse por no saber trasmitir ni compartir lo que sentía, pero eso se sentía además, solo. Tenía los ojos muy lejos y un profundo hueco en el alma. Y se preguntaba de a ratos qué lo podrá llenar; probaba entonces un camino, luego otro, siempre el equivocado. Pretendía, sin saberlo, nutrirse con comida chatarra, y por no saber esperar llenaba el espacio vacío de su alma con placeres de la carne. De qué le podría servir la libertad si no sabía ser libre, si paradójicamente era preso de la libertad, de sus propias pasiones, viviendo en un tiempo sin tiempo, en un lugar que no era ninguno sino más que su piel. Se dio cuenta que necesitaba un rumbo…
Bienvenid@ a
La Comunidad de Sin-Límite
© 2024 Creado por Fundación TLP. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de La Comunidad de Sin-Límite para añadir comentarios!
Participar en La Comunidad de Sin-Límite