La Comunidad de Sin-Límite

Pronto amanecerá. Una noche más pasada entre la soledad y el aburrimiento mezclada de dolor y angustia por este vaivén emocional que no me abandona ni un instante.

Creo que se me está olvidando incluso la primera vez que empecé a notar que era "diferente", que mi manera de percibir las cosas, a las personas, no era el habitual y eso me situaba en el "limite" de una frontera imaginaria pero impuesta por una sociedad mediocre como la que me ha tocado habitar. La gente pensaba, hablaba, hacía cosas que yo no comprendía o, mejor aún, las entendía a mi manera que pocas veces coincidía con la suya y eso provocaba conflictos, malentendidos, a veces enojos y muchas otras, demasiadas veces, agresiones. Y me fui formando como pude, refugiado en los libros, las canciones protesta, la política.... y la lluvia. Sí, los días de lluvia eran -lo siguen siendo- geniales. El gris del cielo que se reflejaba por doquier me provocaba una sensación de "no-sé-qué" impresionante. Miraba a la gente maldecir por las gotas que soltaban las nubes mientras yo sólo quería recibirlas todas, en mi cara, en mi pelo, en mi pecho, sentirlas bajar por mis piernas hasta llegar a los pies y conectar con la Tierra con un agradecimiento sencillo pero intenso. Sólo por eso ya era "raro", y lo sigo siendo, claro.

Descubrí muy pronto que la poesía me permitía expresar todo aquello que sentía y a lo que no encontraba palabras. De repente se abrió un horizonte que me hizo lo más cercano a ser feliz. "Empezaré por decir que el gran personaje inolvidable de mi infancia fue la lluvia..." decía Pablo Neruda en su libro "Confieso que he vivido". Ya véis, la lluvia de nuevo. "Donde habite el Olvido, en los vastos jardines sin aurora..." decía el que sigue siendo mi poeta preferido, Luís Cernuda o como dice Miguel Hernández "Tanto dolor se agolpa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento...".

Por fin podía hablar, sacar del interior aquella madeja de emociones entrelazadas que me volvían loco. El problema vino añadido a la solución. Muy pocas personas entendía lo expresado con poemas y de nuevo me vi volcado al ostracismo, a la "soledad sonora" como diría Antonio Gala, y a seguir conmigo como único compañero de viaje.

Y así sigo, abandonado de Morfeo, escribiendo al Vacío palabras que no sé si alguien leerá sin etiquetarme de manera automática y arrojarme a la cuneta.

"Dichoso él árbol porque es apenas sensitivo, y más aún la piedra porque esa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de estar vivo ni mayor pesadumbre que la vida consciente". No sé si es lo más apropiado para cerrar mi escrito, que tampoco tiene una linea argumental al uso, pero es lo que siento.

Eso sí, un agradecimiento enorme me brota del corazón por tener un espacio donde poder escribir todas estas cosas que pasan mientras el resto duerme. O no. Quién sabe.

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Comentario por lauri en agosto 29, 2018 a las 4:40pm

Esa descripción que haces del sentir bajo la lluvia me trasmite tanta sensibilidad que me hace pensar que tienes,por fuerza que tener una capacidad de amar y disfrutar, sino grande, al menos lo más correcta. Para mi, son cosas básicas de la salud mental, por asi decirlo. El sentir y sentir bien.

Porque evidentemente, sentir por drogas no es sano, en el sentido mas profundo de la palabra, si lo tiene, sentirse mal, sentirse neurótico... Qué gusto sentirse bien.

Comentario por Anna en agosto 29, 2018 a las 2:53pm

Qué bonito y qué profundo Vicent. Es sublime leerte. Espero poder hacerlo más a menudo. Un fuerte abrazo.

PD: A mí también me encanta la lluvia.

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