Cada vez que entro en mi blog intento estar relajada y tranquila, porque pretendo dar lo mejor de mí, esto es parte de mi trastorno, ese terrible miedo a ser abandonados. Pero parte de mi trastorno también consiste en los cambios constantes de estados de ánimo, paso por diferentes emociones durante todo el día como todos con la diferencia que estás se viven con mucha intensidad, los grises para un borderline no existen (usaré esta palabra de aquí en adelante por ser más corta, pero significa lo mismo que Trastorno Límite de la personalidad) todo está en los extremos, en teoría la terapia que recibimos nos debe ayudar a movernos en los grises. Lo normal es que una persona que tiene una enfermedad mental tenga terapia psicológica una vez por semana, pero el sistema público español está saturado y sólo puede atenderme una vez al mes.
En este momento no estoy nada relajada estoy en lo se llama un estado exagerado de euforia, a la vez se junta con un poco de agresividad, una sensación de libertad, como si fueras capaz de volar.
En este momento me iría al centro de Madrid, me subiría en la Cibeles y quitaría la ropa. O cogería mi coche conduciría 400 km para ver el mar. O sea que haría todas esas cosas locas que son a lo que yo llamo mi auténtico yo. Toda mi existencia es un continuo control de este auténtico yo. Hace unos 13 años aproximadamente hubo un momento que me plantee convertirme en vagabundo vivir en las calles de esta gran ciudad como un mendigo, tenía localizados los baños públicos, y los comedores sociales. Hubo algo que me retuvo, es que sabía que era un camino sin retorno y no me gusta no poder transformarme, el haber emigrado, me ha permitido tener tantos diferentes trabajos, que he descubierto en mi ese capacidad de cambio y adaptación a nuevas circunstancias, que me gusta que esos cambios sucedan.
Pero en aquel momento deseaba dejar de tener responsabilidades, deseaba simplemente sentarme en un parque y ver pasar la vida, en el fondo desea salir de la sociedad.
Creo que todas las sociedades del mundo son iguales hipócritas, terriblemente burocráticas, en el fondo miserables. Y como siempre digo, tengo pruebas: cómo es posible que los grandes y pequeños estados puedan ver morir a un gran continente como África de hambre, como es posible que existiendo la cura de la malaria y que su creador no quiso patentarla esta no sea gratuita.
Cómo es posible que sigamos utilizando la energía atómica sin saber cómo vamos a destruir sus residuos y podría seguir enumerando miles de cosas.
Cuando me siento libre es cuando más deseo abandonar el sistema. Es cuando más segura estoy que mi cigüeña perdió el rumbo, que mi destino era el Desierto de Gobi junto a los nómadas mongoles, tan apartada de toda civilización que ni quiera me hubiera dando cuenta de la existencia del comunismo, la tradición me hubiera enseñado a sobrevivir sin saber leer y escribir. Me atrevo a decir que hubiera montado mi propio Clan e ignorando todo lo que pasaba en el mundo.
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