Desde ahí escribí tu canción,
y el poema q tanto te gustó,
recuperé la silueta,
y salí ilesa de mil dudas.
Me entregué a mis fantasías más salvajes,
experimenté, viví,
sin alas cortadas,
esperaré impaciente el verano y lo gozaré
con o sin ti.
Mientras pegue esta tirita tiro millas,
como un perro abandonado en una gasolinera,
y q de camino encontrará a la perra de su vida,
aquella a la q siempre estuvo buscando
pero no halló hasta q el dolor le abrió las puertas.
Entonces se alegró de ese abandono,
de correr incansable hasta su propio destino,
sin correas ni órdenes,
ni más normas q las q se impone uno mismo
obligatoriamente cuando uno quiere recuperarse de ciertas heridas
q no son más q costumbres aburridas.
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