Depresión

Depresión es no encontrar una razón para volver a levantarse. Es buscar una solución y no tener fuerzas para llegar a una nueva idea, aunque te hayas llegado a otra anteriormente. Es esa línea en tu pensamiento mientras dibujas una idea, que se desvanece, que rápidamente se queda sin color. Es intentar volver a dibujarlo de nuevo y perder el rumbo. Es dejar de intentarlo.
Depresión es el recuerdo de cada rechazo, cada cosa que no conseguiste hacer y la suma de todo ello.
Depresión es compararse al resto, ver que han demostrado ser mejores que tú, y esperar que la naturaleza cumpla con la ley de la evolución.
Depresión es ser rico y sentirte pobre. Olvidar quién fuiste, si alguna vez fuiste alguien. Cerrar las puertas y ventanas.
Ver a la gente como personas que sabes que no te quieren o que te piden que seas otro.
Depresión es cerrar el círculo de las cosas que no funcionan y llegar a la conclusión de que no merece la pena arreglarlas.
Es un dolor en el corazón, tenue casi siempre, escondido bajo el corazón, para que no te digan que lo haces para llamar la atención.
Es lavantarse por la mañana y mirarse al espejo y sorprenderte de ver una persona triste.
Es sentirse incapaz y sin ganas de cambiar las cosas.
Es mirar a otro lado cuando te sientes mal, para olvidar lo que te pasa.
Es esperar lo peor, durante toda tu vida hasta que llega y se hace realidad.
Es no escuchar a la gente, no querer consejos. No querer escuchar.
Es tomar la actitud pasiva ante una paliza, la de no defenderte cuando ya has recibido tantos golpes que sólo esperas el último sin rechazo, ni fuerzas, ni ánimos para poner la mano que evite el golpe.
Es el miedo a la vida.
Es no tener ilusiones, ni planes o pensar que algo valga alguna pena.

Es ver cómo el mundo se puede caer a pedazos y con apatía, no reaccionar o poder reaccionar porque dentro de ti tienes miedo, no tienes ganas, deseas seguir realizando las operaciones mecánicas del día a día.
Es pensar que el tren de la vida ya partió sin ti.