AQUÍ Y AHORA

Oh, si pudiera vivir solamente una hora del día como un perro, por ejemplo, aceptando las cosas como son sin interpretarlas… Oh, si pudiera hacerlo, sería feliz; pero no por ser un perro sino porque VIVIRÍA el AQUÍ y el AHORA sin ir más allá de lo que sentiría, de lo que SERÍA sin más pretensiones, sin más expectativas falsas.

Hoy, esta mañana mirando el mar en calma, tranquilo, pensaba en su suave acariciar la orilla y su vaivén rítmico, acompasado al viento, fuertemente unido y al compás del tiempo, sin intentar usurpar ninguna función que no fuera la suya. Sin invadir espacios, sin esperar recompensas ni decepciones, sin aburrimiento ni desidia que le impidieran dejar de ejercer su misión. Nada que ver con mi vida! 

Las flores aparecen en este mundo, llenan el pequeño espacio donde habitan de color y de hermosura y se van… calladas, silenciosas, sin depresiones ni angustias. Sencillamente se van después de EXISTIR. No temen la muerte, porque NO existe. Su desaparición forma parte del ciclo natural de aparecer y marcharse en paz.

La hierba del campo hoy es y mañana no está. Los animales viven de la misma manera. Absolutamente toda la creación –excepto el ser humano- vive de acorde al ritmo cósmico marcado sin angustia. Yo sí la poseo. Poseo esa asquerosa capacidad de amargarme la existencia pensando en lo que me va a ocurrir, en buscar seguridades espurias, en agarrarme a cualquier ilusión como a un clavo. Así me va…

Ojala pudiera dejar mi vida meciéndose al son del viento suave del mediodía, contemplando los rayos del sol en el ocaso, respirar el aire puro de la mañana, llorar observando la aurora, el rocío o la lluvia cálida cuando nos visitan. Ojala pudiera AMAR la vida como es, AMAR a las personas como son, sin intentar manipular, sin intentar transformar todo a mi gusto.

En ello estamos….