LLevo apenas un año de terapia,pero hay veces que el cansancio me invade.
No soy una "superwoman"-claro en ese caso, no iría a terapia- y hay veces que el cansancio sobrevuela por encima de mis esperanzas de mejoría,por encima de mis pequeñas victorias y entonces tengo ganas de tirar la toalla.
Y esa frustración se la traslado a mi terapeuta-porque la terapia es cosa de dos-Hasta ahora él, inasequible a mi desaliento.Hasta ahora ,siempre ha sido el manantial que alimentaba mi esperanza de otra vida mejor,con menos sufrimiento y más amor.
Él ha sido quien me ha guiado,con paciencia y dulzura por los tortuosos senderos del recuerdo y del dolor,para crecer a partir de ahí.Para reelaborar y reflexionar.
Pero hay veces que no tengo ganas de seguir.Hay cosas que,fuera de mí,no cambiarán nunca.
La pregunta es si podrán cambiar dentro de mí.
Hay días que pienso que podré resignarme a vivir en soledad y sin amor,pero entonces la tormenta interior explota dentro de mí y me digo a mí misma:voy a seguir luchando.Quiero vivir con amor y dignidad y para eso he de luchar.
Quiero ser y sentirme una persona valiosa para mi misma y para los demás.
Por eso voy a seguir con la terapia.Vivir es luchar.
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