Encadenada a la identidad va la autoestima.
En una persona con un trastorno de la personalidad, a mi modo de ver, la falta de autoestima es un síntoma, no una causa. No hacemos cosas que nos dañan a nosotros mismos por falta de autoestima, actuamos así porque no sabemos quiénes somos, lo que queremos, lo que necesitamos. Y con cada nuevo fracaso, decepción, golpe, la poca autoestima que teníamos se va perdiendo.
La gente que nos ve desde afuera piensa: es que no se quieren a sí…
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