Tengo ganas de gritar, de romperlo todo, y sin embargo ni siquiera puedo llorar.
Vivo en una cárcel, una cárcel odiosa que me va comiendo el alma, me quitó la alegría hace mucho tiempo, me quitó la infancia, la juventud... Ahora veo a gente con 10 años menos que yo, haciendo las cosas que yo quise hacer y nunca pude, y me doy cuenta de que no estaba preparada. Ahora quizá sí lo estaría. Pero ya es tarde. Esos años se pasaron y no volverán. Las oportunidades volaron y ya no existen.
No…
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