de Innatia, está bien, ¡Es cierto que exageramos! de Pablo Javier Piacente
Muchas personas sienten que no son capaces de comportarse en forma correcta en situaciones públicas, por lo que optan por aislarse completamente de grupos sociales y prácticamente no tienen contacto con otros individuos, más allá de su entorno familiar directo.
La exposición a las situaciones sociales temidas provoca una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia.
Aunque el esfuerzo resulte duro y al principio parezca imposible, con paciencia y voluntad las personas con este inconveniente pueden aprender a superarlo.
Consejos para superar la fobia social
En general, este tipo de fobia se produce cuando la persona piensa que podría suceder algo muy desagradable en una situación social y que las consecuencias de este hecho serían terribles e irreversibles.
Este tipo de pensamientos conducen a la ansiedad. Para combatirla, en principio es necesario observar nuestros pensamientos y saber que nos induce a pensar de ese modo. Posteriormente, resulta vital analizar esos pensamientos y preguntarse si son realistas.
Al darnos cuenta que en la mayoría de las ocasiones caemos en exageraciones, es imprescindible tratar de cambiar nuestros pensamientos por otros que nos permitan sentirnos mejor, construyendo así una actitud más positiva a la hora de encarar las situaciones sociales.
Por ejemplo, es realista y más positivo saber que, como todas las personas, podemos equivocarnos y decir algo estúpido en algún momento, pero no por eso sentirnos la peor basura sobre la tierra. Disminuir el sentido “catastrófico” de la vida y nuestro nivel de autoexigencia, muchas veces exagerado, es un punto importante.
Para transformar los pensamientos que desembocan en la fobia social también es clave comprender que no es posible agradar a todo el mundo en todo momento. Siempre puede haber alguien que piense mal de nosotros, es necesario aceptar esa situación como algo normal.
Debemos otorgarle a la opinión de los demás sobre nosotros el lugar modesto que se merece, y no brindarle un protagonismo que puede resultar dañino para nuestra autoestima.
Por último, hay que destacar que debemos aprender a soportar la ansiedad, más que intentar dejar de sentirla. Todos atravesamos esa situación en algún momento, pero la diferencia es que el fóbico no puede superarla y no encuentra la forma de dejarla pasar sin lastimarse.
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