Existe un componente, como todos sabemos, de conductas que se "desvían de la propia cultura". También influye la "eticidad" y la "moralina" que atraviesa el discurso socio-cultural.
Comparto con vosotros algo verdaderamente triste, como ejemplo de los criterios de "normalidad", más bien, diría yo, de ser estándar, en la media. Estar dentro de la media de la Campana de Gauss, sin salirse.
Pues bien; ya en las Sagradas Escrituras, en cabeza del apóstol San Pablo, dictaminaba el carácter (y, por tanto, la personalidad de los hombres) en las épocas subsiguientes de la humanidad; el apóstol lo escribió así:
"También debes saber esto: que en los postreros días vendrán también tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero no negarán la eficacia de ella; a estos evita"
Y dice Alfonso Barreto, para colmo: "No deja de sorprender, pues, la descripción del apóstol y sus apreciaciones coincidentes con la mayoría de los trastornos de la personalidad hoy descritos por las ciencias humanas y del comportamiento"
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