Los testimonios dan muchas pistas de las situaciones que han llevado a un gran número de personas a padecer tlp, sirven para entender, aparte de permitir compartir la experiencia... la verdad es que barajando FACTORES GENETICOS; EDUCACIONALES y del AMBIENTE... Se ve que en muchos casos hay factores del ambiente muy determinantes, la verdad, así lo relatan los mismos afectados.
Dicen que soy TLP pero no es cierto. Soy desconfiada, divertida, hipersensible, rallada, descontrolada, exagerada, caprichosa, tozuda, extravagante, depresiva, llorica, obsesiva, paranoica... pero no soy TLP. Tengo TLP que es diferente.
Cada persona es un mundo y a todos nos puede afectar la vida de manera distinta. En mi caso, además de posibles causas externas, es obvio que algún componente genético habrá para que tenga este trastorno, ya que mi hermano también lo tiene y mi padre es bipolar.
Desde pequeña me encerré en mí misma. Mi situación en casa no era la misma que la de mis compañeros de clase y por eso nunca explicaba nada. Mi padre fue una especie de Hitler en casa. Volvía borracho, nos pegaba a mi madre, a mi hermano y a mí y abusaba de mi madre delante de nosotros. Era volver a casa y saber que si hacías A, B o C se iba a enfadar.
Yo creía firmemente que era normal. Como los niños pequeños tampoco hablan de estas cosas, pensaba que a todos les ocurría lo mismo. Para mí el colegio era la salvación. Siempre fui muy abierta, buena estudiante, etc.
Recuerdo una fiesta de cumpleaños en casa de una niña del colegio con unos 10 años. Ahí me di cuenta de todo. Yo sufría pero pensaba que todos también y en esa casa vi que no era así. Los demás tenían una familia que se quería y no pasaban por lo mismo. Ahí empezó mi historia hasta el día de hoy: empecé a morirme por dentro, a encerrarme en casa a escribir, a pensar en tirarme por la ventana, a desear morirme, a cortarme los brazos...
A los 12 años mi padre se sometió a un tratamiento de desintoxicación para dejar de beber. Lo consiguió pero nada de su carácter cambió. Seguía siendo agresivo, violento, intolerante... Yo, que hasta ese momento pensaba que mi padre era así porque bebía, decidí que estaba definitivamente loco.
A los 16 años, aprovechando un viaje de trabajo de mi padre nos fuimos de casa. Obligué a mi hermano y a mi madre a marcharse porque la hubiera acabado matando. A partir de ahí fue peor: nos perseguía, nos amenazaba, nos dejó sin un duro... pero lo fuimos superando más o menos todo. Con crisis de mi hermano, depresión de mi madre que ni se movía del sofá, pero poco a poco se fue calmando.
Yo me había mantenido esos años más o menos igual pero llegó un momento en que caí por el precipicio. Cuando mi hermano y mi madre empezaron a estar mejor, yo me hundí. No me levantaba de la cama, no quería comer, ni hablar, ni reír, quería confundirme con los muebles de mi habitación y transformarme en nada, me drogaba mucho, todo era cuesta abajo. Mi madre y mi hermano no lo entendían ya que yo había sido siempre más fuerte que ellos y no querían admitir que me hundía. Me llamaban exagerada, me decían que parase de montar el numerito… incluso una vez me tragué una caja entera de pastillas para dormir y, al volver del hospital, ¡me metieron bronca por la película que había montado!
A los 22 años volví a hablar con mi padre un día que me lo encontré por casualidad. Fuimos a tomar un café a un bar y se derrumbó. Me explicó una historia que durante toda su vida había escondido. Sus padres le pegaban, su padre abusó sexualmente de él hasta los 13 años... Me chocó mucho porque pensé “¿cómo una persona que ha pasado esto es capaz de hacer lo mismo con su familia?” La verdad es que sé que estos casos son habituales pero sigo sin acabarlo de entender. La cuestión es que, aunque no lo justifico ni mucho menos y lo que nos hizo me quedará grabado toda la vida, por lo menos entendí que no estaba loco. Que era un maltratador pero que era una persona con una "explicación" más o menos detrás. Desde ese día mi padre empezó a cambiar. No es perfecto y sigue comportándose mal de vez en cuando pero por lo menos nos trata como personas y se comporta, si no como un padre, como un ser humano y no como un monstruo.
No se si servirá de algo pero creo que de estas historias tenemos que aprender, aunque duela muchísimo, y saber enfrentarnos a la vida siendo más fuertes y resistentes que los demás.
Ahora tengo 26 años y sigo estando bien a ratitos muy cortos. Tengo un vacío descomunal dentro de mí y todavía no sé quién soy exactamente, quién quiero ser y adónde me llevará esta vida. Mi autoestima es del tamaño de una hormiga pero por lo menos no soy una niña tonta que no se entera de nada en la vida.
Soy todo lo que soy y lo asumo contenta, pero no soy TLP, tengo TLP.
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