Un tratado de ayuda y de experiencias como este, donde la autora explica sus vivencias personales, pero siempre, desde un cariz positivo y esperanzador, alivia el camino de todas aquellas personas - y familiares- que, en este momento de sus vidas se les ha diagnosticado, o etiquetado, de TLP.
Leer este tesoro, donde las letras dan voz a todas aquellas personas que sufren el trastorno, es entrar en el mundo de la empatía y la compasión. Entender el sufrimiento del otro y saber qué hacer y comoayudar a quien lo sufre, no tiene precio. Desde la primera página se respira coraje, esperanza, luz. Na Sandra, la escritora, nos da una lección magistral sobre este tema. Y lo hace, sin caer en el victimismo que siempre acompaña estos platos fríos (2000).
Hay cosas que hacer, muchas: hay tratamientos farmacológicos, hay terapias psicológicas que pueden hacer mejorar y recuperar a la persona. Este libro abre paso a la ilusión, a los rayos de sol; es un grito a la esperanza. Hacía rato que buscaba un manual así, donde la positividad se respirara en cada instado. Decir que solo va dirigido a los afectados y a los familiares sería inoportuno. Los profesionales deben saber que aquí encontrarán una guía de acompañamiento para sus pacientes.
Creo que hay mucho amor puesto por parte de na Sandra, mucha pasión, y recordemos, que el amor, también sana, o, en el peor de los casos, acompaña.