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La comida es un gran placer. Y en este primer mundo rico es un placer al que podemos acceder tres veces al dia casi sin medida. Es inmediato. Sin exigencias. Onanista. Es muy facil aplacar la ansiedad y la falta de cariño, placer o de interés en nuestras vidas llenándonos de comida. Yo lo he hecho. Es muy frustrante pasar 16 o 17 horas al dia dedicandote a satisfacer las necesidades de otros, sin que las tuyas sean ni siquiera tenidas en cuenta. Practicamente la cena era el unico momento del dia en que alguna de mis necesidades era satisfecha. Era el unico rato del día que me dedicaba a mi misma. Así que comia como una loca. De todo. Hasta embutido después de haber acabado la cena y tomado la leche. Para mas descojono el embutido no me gusta. Pero necesitaba sentirme llena por dentro. A rebosar. Y visto ahora creo que en esa etapa de mi vida la comida cumplió su función. Un buen dia, cuando ya mi situacion personal había evolucionado hasta poder incluso aburrirme (un lujo teniendo en cuenta mi vida de los últimos 10 años!!!!), inicie una dieta y cambié mi relación con la comida. Imagino que cada caso es diferente, pero es obvio que la comida puede estar llenando un vacío de otra necesidad. Obviamente, esa no es la solucion. Pero si no es posible solucionarlo......... en mi caso la comida fue una válvula de escape sin la cual no se por donde habría podido yo salir, puesto que no tenia salida.
Conozco unas cuantas señoras mayores en mi pueblo que me confesaron que en situaciones similares a la que o pasé acabaron en tratamiento psiquiátrico y atiborradas de pastillas. Que quieres que te diga, mejor gorda que empastillada. Y no veo cual puede ser la alternativa homeopática ni médica a no tener ni un solo minuto que puedas dedicártelo a ti misma. ¿Yoga? ¿Cuando?. ¿A las 10 de la noche en lugar de dormir?. A lo mejor en una gran ciudad hasta sería posible, en mi pueblo la oferta es mas bien limitada..... De todos modos, he de reconocer que en mi caso si bien no tenía ni un minuto libre y tenía que realizar un esfuerzo físico muy fuerte, esa situación tenía fechas de "caducidad": cuando mis hijos creciesen lo suficiente podríamos empezar a tener algo de tiempo personal. Así que, en mi caso lo que había que hacer era aguantar el tipo con el menor daño posible hasta que llegase ese momento. Ha sido duro, alrededor de diez años que me han dejado un menisco roto, un esguince ya incurable, la pérdida de ganas de hacer planes en pareja, la pérdida total de vida social, la sensación de ser vieja para practicar las actividades que antes practicaba,.... Curiosamente el gran sobrepeso que acumulé lo he quitado muy fácil, y no me ha quedado rastro de deseo de abuso de comida. Los otros aspectos que menciono son mucho mas difíciles de recuperar. También he de reconocer que el hecho de tener un buen trabajo fuera de casa, si bien te impide tener tiempo, te ayuda a mantener un ancla en el mundo exterior evitando que te hundas en tus insatisfacciones.
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