Os adjunto un artículo. Mejor o peor, la realidad es que las drogas y los trastornos de personalidad tienen mucho mucho que ver.
Alcohol y drogas, herramientas de evasión
Los problemas de personalidad pueden ser determinantes para provocar adicción a las drogas y el alcohol. Esto se desprende de un reciente estudio, que revela que el 65 por ciento de los actuales adictos presentó antes de consumir problemas de personalidad. El consumo de tóxicos como herramienta de evasión y transformador de la realidad convierte en doble el problema: abandonar la adicción y superar el trastorno anterior que la ha provocado. Sin embargo, en muchos casos, el consumo de tóxicos eclipsa el problema de personalidad que hay detrás.
Adolescentes que quieren vencer su timidez, ejecutivos frustrados y víctimas del estrés, gente mayor que se siente sola o amas de casa cansadas de la rutina de su vida familiar: se trata de perfiles que pueden ser susceptibles de caer en el consumo de tóxicos para evadirse de la realidad.
Cerca del 65 por ciento de las personas adictas a la cocaína o el alcohol presentaba, antes de consumir estas sustancias, problemas de personalidad o de tipo psiquiátrico, según un estudio presentado por una conocida clínica de Palma de Mallorca.
Además, el 35 por ciento de los adictos desarrolló este tipo de patologías como consecuencia del consumo de alcohol o de drogas de forma continuada, lo que se traduce en trastornos y cuadros depresivos, disfunciones sexuales o incluso delirios de celos.
El psiquiatra y director de la clínica, José María Vázquez-Roel, señala que este tipo de vinculación a las drogas o el alcohol, provocado como consecuencia de un trastorno de personalidad de base, son las denominadas médicamente adicciones secundarias.
Los casos se pueden dar, por ejemplo, en adolescentes que sufren de problemas de timidez y se dan cuenta de que bebiendo alcohol se pueden desinhibir. El doctor señaló también el ejemplo de personas que tienen trastornos narcisistas, que sobrevaloran sus propias actitudes y entran en contacto con la cocaína, que les da la idea.
Acontecimientos traumatizantes
A juicio del director de la clínica, los problemas de base que sufren las personas con trastornos de personalidad que posteriormente pueden desarrollar una adicción a las drogas pasan por la sucesión de "acontecimientos vitales traumatizantes" o por enfermedades psiquiátricas.
"La época crítica de la adolescencia, las ansiedades que surgen y las familias desestructuradas pueden hacer que el joven se encuentre mejor en la calle y comience a consumir", destaca Vázquez-Roel.
Amas de casa
Para este psicólogo, otra de las franjas de edad que puede estar afectada por estos trastornos es la de las amas de casa, que no se sienten satisfechas con su vida familiar y arrastran una depresión. Esto puede provocar que comiencen a beber para escapar de la rutina.
En este sentido, Vázquez-Roel alerta también sobre el repunte del alcoholismo en la tercera edad, como consecuencia de la longevidad y del tiempo libre que existe desde los 65 años en adelante.
Tratar la adicción y el trastorno
Sobre los tratamientos a seguir para resolver este tipo de problemas, destaca la importancia de tratar primero la adicción. Es importante que el paciente tenga claro que es preciso resolver el problema de la adicción para acudir al de base. "A veces se piensa que si se resuelve la base no se consumirá tanto pero eso es un error monumental", señala Vázquez-Roel.
El doctor resalta que cuando los pacientes llegan a la clínica, en múltiples ocasiones no han detectado el problema de base, ya que la adicción no permite estudiar más allá y hacer un diagnóstico concreto del problema que subyace en ella.
Problemas tras la adicción
Vázquez-Roel asegura que, en el caso de las personas jóvenes, las principales patologías derivadas son los trastornos de personalidad y los brotes sicóticos. Para los adultos, los problemas evolucionan hacia la depresión, la ansiedad y el consumo de sustancias.
Tanto las drogas como el alcohol tienen la potencialidad de modificar la personalidad del individuo y de transformarla, aunque esto varía según la sustancia consumida. Así, los puntos comunes de la mayoría de estas sustancias se centran en la inmadurez psicológica la poca tolerancia a la hora de soportar el sufrimiento y los complejos de inferioridad.
"Hay otros trastornos derivados que son frecuentes, como las disfunciones sexuales, en el caso de los adictos a la cocaína, ya que el aumento del deseo sexual que provoca y la disminución de la potencia de la erección a la hora de mantener relaciones son causa a veces de situaciones de violencia", sostiene Vázquez-Roel.
El doctor añade que, a medida que se agrava la adicción, el trastorno de personalidad se vuelve más grave y las consecuencias para el cuerpo también adquieren mayor relevancia.
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